YOGA TIBETANO Y DOCTRINAS SECRETAS: *B) LA DOCTRINA DEL NIRVANA. *4. EL INCOMPLETO CONOCIMIENTO DE OCCIDENTE SOBRE EL BUDISMO. *5. EL OPTIMISMO JUBILOSO DEL BUDISMO. *A) LA DOCTRINA DE BUDA SOBRE LA LIBERACIÓN DE TODAS LAS COSAS VIVIENTES. *B) EL CAMINO DE BUDA HACIA LA LIBERACIÓN UNIVERSAL.
B) LA DOCTRINA DEL
NIRVANA.
Aunque de esa manera
niegue toda posibilidad de cualquier suerte de inmortalidad personal,
o alma, en un cielo o infierno fenoménico, el budismo, con su
Doctrina del Nirvana, habla de un destino mucho mayor que
aguarda a la humanidad; y tal vez ninguna otra doctrina budista fue
tan a la humanidad; y tal vez ninguna otra doctrina budista fue tan
mal interpretada como ésta.
La palabra sánscrita
Nirvana significa literalmente “apagarse” o “apagar”,
como apagar el fuego o la llama de una vela. También significa
“enfriar” o “tornarse frío”, con respecto a la existencia
sensual. Y los occidentales que tan sólo comprendieron estos
aspectos exotéricos de su significado son responsables de la errónea
opinión, actualmente tan esparcida, de que el Nirvana, el
Summun Bonum del budismo, es sinónimo de la aniquilación
total del ser. Correctamente entendido, el Nirvana implica el
“apagarse” o “enfriarse” de los Tres Fuegos del Deseo, que
son la Lujuria, la Mala Voluntad y la Ignorancia. Cuando éstos se
han extinguido, o “enfriado”, o, considerados esotéricamente, se
transmutaron en Pureza, Buena Voluntad, y Sabiduría, conjurando por
lo tanto a la Ignorancia, tiene lugar la alborada del Perfecto
Conocimiento Búdico. Los grandes eruditos de la India budista que
supervisaron la traducción del sánscrito de la tradición religiosa
ahora integrada en los libros canónicos tibetanos de las Escrituras
Mahayanas, entendieron este sutil sentido del término Nirvana,
y lo tradujeron al tibetano como “El Estado Desprovisto de Pesar”
(Mya-nan-med).
El Plenamente Iluminado,
o Despierto del Sueño de la Ignorancia, que surge de la existencia
sangsárica (o kármicamente condicionada), penetra entonces,
concomitantemente con el abandono del humano cuerpo ilusorio, en el
proceso que los hombres llaman muerte, la Liberación Final, la
ruptura del último vinculo mundano, el “apagarse” de los
skandhas (o elementos finales del “ llegar a ser”). Y
esto es verdaderamente extinción – del ser sangsárico ; es el
Paranivarna del Buda. Habiendo evolucionado del torpe estado
del desarrollo pasivo, la crisálida humana se convierte, de esta
manera, en Conquistadora de la existencia. Habiendo desechado, o
escapado, del capullo tejido el kármico deseo sensual, alcanzó la
Libertad.
A diferencia del cielo
semítico, el Nirvana no es, sin embargo, morada final se las
almas inmortales; ni siquiera es una condición de finalidad, o
absoluto, espiritual. Se trata de un Estado de iluminación
Perfecta, que se puede logar, no meramente después de la muerte,
sino aquí en la Tierra mientras todavía estamos encarnados.
El Nirvana no
puede describirse, pues ningún concepto de la mente finita puede
aplicarse a Eso que trasciende la mente finita. Dos grandes sabios,
que comprendieron el Nirvana estando aun encarnados, lograrían
entre ellos una captación intuitiva y mutua sobre el particular;
pero su humana expresión habría de resultar totalmente inadecuada
para describir el Nirvana, incluso a uno a otro, cuanto menos
lograría quien no lo entendiera.
El mismo Buda se refirió
al Nirvana como al “No Devenido”, No Nacido, Increado, No
Formado”, por lo cual “difiere de lo devenido, nacido, hecho, y
formado7”. Es así como la <meta que enseñara
Gautama, en lugar de implicar, como lo proclamaron los críticos, la
aniquilación absoluta del ser, realmente implica una condición del
ser tan trascendente, y tan superior a lo esbozado por la teoría del
alma, que para el No Iluminado se trata de algo que escapa a lo
humanamente concebible. Cuando el hombre deje de serlo, cuando
extinga la llama de los deseos animales y trascienda la personalidad
y la creencia en la existencia permanente de un ego, o alma, cuando
evolucione más allá del inferior estado de la humanidad, cuando se
conquiste a sí mismo y haga lo propio con el Mundo, y disipe la
ignorancia, entonces se realizará y comprenderá el Nirvana8.
7.- Cf. El Páli Udama.
8.- Por ser uno de los más
autorizados tratados relativos a los múltiples problemas filosóficos
que abarcan un más detallado examen de la Doctrina del Nirvana, el
estudioso ha de remitirse a The Way of Norvana, del profesor L. de la
Vallee Poussin (Cambridge university Press, 1917).
4. EL INCOMPLETO
CONOCIMIENTO DE OCCIDENTE SOBRE EL BUDISMO.
Si se tiene en cuenta
nuestro actual conocimiento incompleto con respecto al budismo, estas
erróneas interpretaciones relativas a sus doctrinas se tornan
disculpables. De hecho, hace unos cincuenta años que el budismo se
halla bajo prolijo estudio por parte de los eruditos occidentales.
Incluso en la actualidad [1934]
no existe una traducción completa en ninguna lengua del canon Páli
de la Escuela Sureña ni del canon
tibetano de la Escuela Norteña; y cada uno de estos dos cánones la
Sociedad de Textos Páli es mucho más voluminoso que la Biblia
cristiana. Aunque la
Sociedad de Textos Páli efectuó muy excelentes trabajos de edición
y publicación, de las versiones corrientes de muchas partes del
Tripitaka, o “Tres
Divisiones”, como se denominan las tres partes del canon budista
sureño, comparativamente son escasos los textos traducidos que
pueden conseguirse. Y los estudiosos europeos hicieron muy poco para
el progreso del conocimiento del budismo norteño preparando indices,
o esbozando análisis del canon tibetano conocido como el Kanjur
(Bhah-hgyur),
“Traducción de los Preceptos”, y su Comentario, conocido como el
Tanjur
(Bstan-hgyur),
“Traducción de los Comentarios”, y traduciendo unas pocas partes
de ellos. El conocimiento enciclopédico del canon tibetano es, por
lo tanto, desconocido, en un detalle que lo abarque totalmente fuera
de los monasterios del Tíbet, Mongolia, China, Manchuria, y Japón.
Esto es también verdad con relación al canon chino, llamado los
Tres Tesoros
(San Tsang).
Es en estos campos, más
en especial en el tibetano, que resta por realizar una enorme tarea
de investigación; y hasta que ésta se complete resultaría
imprudente intentar un resumen final, histórico, filosófico, o
religioso, basado en textos publicados o fragmentarias traducciones
de los cánones.
5. EL OPTIMISMO JUBILOSO
DEL BUDISMO.
Dejando de lado las
fuentes de información, algunas sólidas, otras no tanto, que pueden
obtenerse en lenguas europeas, bastante se conoce en virtud de las
investigaciones efectuadas por los eruditos budistas de las dos
Escuelas; por ello se da por sentado que el budismo no solo marcha
paralelo con el cristianismo respecto a normas éticas como las
contenidas en el Sermón de la Montaña, en las Parábolas de los
Evangelios, y en el Decálogo, sino que abarca mucho más. En otras
apalabras, la cristiandad, como el judaísmo subyace, y la fe
islámica que surgió fuera de ambos, limita, al menos en la
práctica, sus enseñanzas morales al hombre, mientras que el budismo
comprende en su universalizado altruismo y esperanza de liberación
última, a toda cosa viviente, sub-humana, humana, y super-humana.
Aunque Cristo mismo dijo que ni siquiera un gorrión cae al suelo sin
saberlo el Padre y que la gloria del Padre se expresa en los lirios
del campo9, existe en la cristianad la irracional
creencia de que la inmortalidad se limita al hombre. A diferencia de
San Pablo que, haciéndose eco de esta vulgar creencia, juzgaba que
Dios no se preocupa de los bueyes10, el budismo
enseña que todos los seres sensibles son inseparablemente partes de
un Todo, y que, por consiguiente, no puede existir verdadera
bienaventuranza para nadie hasta que todos hayan alcanzado la Otra
Orilla.
9.- Cf- San Mateo XI, 29; Vi,
28. San Lucas XIII, 27-28
10.- Ver Epístola I a los
Corintios, IX, 9. en otra parte, San Pablo presenta un enfoque
menos limitado del mundo y que se aproxima al pensamiento budista,
como en la Epístola I a los Corintios, 28, y más especialmente a
los Romanos VIII, 21-3, donde habla de la liberación de las
criaturas (que puede, sin embargo, referirse al hombre sólo) y que
“toda la creación gime y está en dolores de parto”.
A) LA DOCTRINA DE BUDA
SOBRE LA LIBERACIÓN
DE TODAS LAS COSAS
VIVIENTES.
La incongruencia ética
de un cielo eterno para los elegidos entre los seres humanos, y de un infierno eterno para los
condenados, no tiene lugar en la Doctrina de Buda. En la medida en
que haya un sólo ser, incluso el más bajo, inmerso en el
sufrimiento y el pesar, o en la Ignorancia, quedará una nota
inarmónica que no puede sino afectar a todos los seres, ya que todos
los seres son Uno; y hasta que todos queden Liberados no es posible
la verdadera Bienaventuranza para ninguno.
La creencia de que una
parte del Todo puede disfrutar la felicidad eternamente mientras, de
igual forma, la otra parte sufre horrores del carácter más terrible
que pueda concebirse, es algo sobre lo que un budista ni siquiera
puede pensar; pues para él, los estados de la existencia sangsárica,
en los cielos, en el infierno, o en los mundos, no con otra cosa que
kármicos y, por lo tanto, de duración limitada. En su catolicidad,
el budismo, a diferencia de las Creencias Semíticas, enseña de esa
manera que todas las cosas vivientes, en todos los mundos, infiernos,
o cielos, finalmente alcanzarán la verdadera libertad espiritual del
Estado Nirvánico, más allá de todas las existencias circunscriptas
y condicionadas del Sangsára.
B) EL CAMINO DE BUDA HACIA
LA LIBERACIÓN UNIVERSAL.
Como cada una de las
Grandes Creencias, el budismo reconoce la insatisfactoria naturaleza
de ka existencia humana y postula un estado superior. Paro para el
budismo, este estado superior, como se sugirió antes, se halla más
allá del alcance de la naturaleza, más allá de la existencia
personalizada, más allá de todos los paraísos e infiernos
fenoménicos. Asimismo, tal como las criaturas que ahora respiran
aire de la superficie terrestre del planeta disfrutan una condición
relativamente superior a la de quienes moran en las aguas, de la
misma manera, como lo postula el budismo hay condiciones muy
superiores al humano que se halla a su vez por sobre ls mamíferos
gobernados por el instinto y más allá de los estados supremos
sangsáricos, conocidos por los tibetanos como Ogmin (sánscrito:
Akanishtha), está el Nirvana.
Hay muchos hombres que,
como lo enseñan los gurús tibetanos, se hallan tan apegados
kármicamente al estado de la existencia humana que no tienen deseos
de ningún estado menos sensual. Tales hombres son como peces que,
aunque afronten la oportunidad de evolucionar fuera del mundo
acuático hacia el de los animales superiores existentes en tierra
seca, prefieren seguir siendo peces, porque piensan que no pueden
haber un estado superior al que ellos solos conocen. Asimismo, hay
muchos hombres que imaginan que serían felices para siempre si el
Reino de los cielos se concretara en la Tierra, a través del curso
de un progreso evolutivo. Sin embargo, para el Iluminad ninguna
condición de la existencia sangsárica, incluso enteramente libre de
enfermedad, vejez, y muerte, puede construir un estado final o
completamente satisfactorio. Por esta razón, el budismo expresa al
hombre que no fije sus esperanzas en una Utopía mundana, y que
primero se libere de ka Ley Kármica de Necesidad, y luego, habiendo
obtenido el derecho a entrar en el Nirvána, que efectúe la Mayor
Renunciación del Bodhisattva, que no abandona el Sangsára hasta que
todos los estados altos y bajos, y en todos los reinos de la
existencia, se hayan Emancipado, tal como lo hizo Buda.
Toda
la belleza, toda la bondad, todo lo que tiene a la erradicación del
pesar, y la ignorancia sobre la Tierra, debe consagrarse a la única
Gran Consumación. Luego, cuando los Señores de la Compasión hayan
civilizado espiritualmente la Tierra, convirtiéndola en Cielo, será
revelado a los Peregrinos el Sendero Interminable, que llega al
Corazón del Universo. El hombre, ya no más hombre, trascenderá la
Naturaleza e impersonal, aunque conscientemente, en unicidad con
todos los Iluminados, ayudará a cumplir la Ley de la Evolución
Superior, de la que el Nirvána no es sino el principio.
Si
desde el inicio de los contactos entre occidente y oriental Doctrina
de Buda hubiera sido presenta al Mundo occidental tal como sabemos
que realmente lo es, jamás
se habría formulado la predominante opinión popular de que el
budismo es, a la vez, pesimista y nihilista. Pues en verdad, el
budismo ofrece tan inspirado altruismo y tan ilimitado optimismo que
nunca fue superado, y quizá ni igualado, por ningún sistema
filosófico ni religión del mundo. Es más, se trata de un legado
cedido a nosotros, los de este tiempo, por uno de nuestros prójimos,
el hijo noble de un padre humano, quien no exigió ningún género de
prerrogativas divinas; y el nos dice que ni la creencia ni la no
creencia en una Deidad Superior sino el
auto ejercicio de la rectitud y la evolución espiritual auto
dirigida, como nos lo señala la Noble Senda Octuple, son esenciales
para la Liberación. Y éste, el Camino de la Terminación del Pesar
consiste en:
“Correcta Creencia,
Correcta Intenciones,
Correcta Palabra,
Correcta Acción,
Correcta
Vida,
Correcto Esfuerzo,
Rectitud Mental,
Correcta Concentración”.
De
ese modo Buda enseñó que el hombre es el hacedor y el amo de su
propio destino; que así como el hombre emplea su vida en la
actualidad, de igual manera el hombre
determinará su propio futuro en éste y en otros estados de la
existencia. O, como repercutieron hace seiscientos años las
palabras de San Pablo; “Así es que lo que un hombre sembrare, eso
recogerá11”
– una afirmación que tanto lógicamente como éticamente
implicaría para los cristianos de hoy en día, tal como lo hizo para
los cristianos gnósticos12,
y lo hace para los budistas, una humana reencarnación sobre la
Tierra, de modo que donde haya siembra se produzca cosecha.
El
hombre, de acuerdo con el budismo, no sufre ninguna maldición
divina, ni es portador de otro pecado original que el que provenga de
sus obras.
En
la Tierra, como en una Universidad que confiere múltiples títulos,
el hombre proseguirá matriculándose
al nacer y disfrutará de largas vacaciones acordadas por la muerte,
pues pasa Recinto de Aprendizaje, preparado
para cumplir con su deber en la guía y gobierno del Correcto
Conocimiento, se convirtió en parte espiritualmente consciente, en
Iluminado.
Muchos de los textos
contenidos en esta obra servirán como comentarios de esta sugestiva
parte de nuestra Introducción General relativa al alegre optimismo
del budismo. “Las Diez Grandes Realizaciones Gozosas”, última
serie de preceptos expuesta en el Libro I, son a este respecto, de
particular importancia.
11.- Cf. Gálatas, VI, 7.
12.-
Cf. G. R. S. Mead, Fragments
of a Faith Forgotten,
Londres 1900.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.
Excelente - Muchas Gracias - Muy valiosos
ResponderEliminar