BIOGRAFÍA del GRAN GURÚ: Padma destruye a los carniceros; Padma conquista a todos los demonios..... Padma resucita a los malos espíritus asesinados....
Padma destruye a los carniceros.
Había
cierta vez en los confines de la India una aldea habitada por
carniceros; y, para dominarlos y destruirlos, Padma encarnó como uno
de sus hijos de nombre Kati, el Descastado Mano Perversa. Puesto que
su profesión era la de carnicero, para Kati no había diferencia
entre matar y devorar una bestia o un hombre; de modo que comenzó por
matar a los carniceros y se comió su carne. Cuando tomó el hábito
de cortarse trozos de su propia carne y comerla, la gente lo maldijo
y lo echó70.
Kati
se marchó y conoció a un carnicero llamado Tunpo71,
que era tan ruin como él, y le dijo: “Nosotros dos llevamos el
mismo tipo de vida, y podríamos ser buenos compañeros”. Kati le
dio a Tunpo arcos, flechas y cepos, y le dijo: “Ahora ponte a matar
carniceros con todas tus fuerzas, que yo también, con todas mis
fuerzas, enviaré sus principios conscientes a los cielos de los
dioses”. De esta manera todos los carniceros fueron muertos.
60.-
Puesto que todas las cosas vivientes son afines, comer la carne de
los animales inferiores es, para el estricto buddhista, esencialmente
lo mismo que comer la propia carne.
61.-
Este nombre se refiere a un individuo de aspecto feroz que es miembro
de una tribu bárbara considerada sin casta.
62.-
Aunque sin duda este relato debe considerarse como una fábula
legendaria para subyugar el precepto buddhista impuesto por el
emperador Ashoka que prohibe, por ley, matar a seres humanos o
animales, los tibetanos, que lo toman literalmente, sostienen que el
Gran Gurú, al matar a los carniceros y enviar sus principios
conscientes a los mundos celestiales, salvándolos así de los
sufrimientos de los infiernos, a donde habrían ido si él no los
hubiera matado, actuó sabia y humanamente. El texto continua
diciendo que él también cerró las puertas al posible renacimiento
de los carniceros a estos estados inferiores al humano.
Padma
conquista a todos los demonios y a todas las deidades.
La
siguiente hazaña de Padma fue el sometimiento y conversión de
heréticos y demonios, quienes juraron dar sus vidas para ayudarlo a
establecer el Dharma. Padma escribió un libro acerca de cómo
sojuzgar y convertir a los demonios, y lo escondió en una roca.
Luego
Padma pensó: “No puedo difundir muy bien la Doctrina y ayudar a
los seres sensibles a menos que destruya antes el mal”. Regresó
al Cementerio “Sándalo Frio” cerca de Bodhgaya, y allí
construyó una casa de ocho puertas, con calaveras humanas y colocó
dentro un trono sobre el que se sentó como un león y entró en
meditación. El dios Tho.wo-Húnche63 se presentó
ante Padma y rindiéndole homenaje le dijo: “¡Hum!” ¡Oh tú, el
encarnado Vajra, el Poseedor de la Religión Shákya, que, como un
león, estás sentado en tu trono, habiendo auto-nacido,
auto-crecido, siendo el conquistador del nacimiento, la vejez, y la
muerte, eternamente joven, que transciende la debilidad y penurias
físicas; tú eres el Auténtico Cuerpo74.
Vencedor eres tú, del demonio nacido de agregados corporales, del
demonio del sufrimiento y la enfermedad, de la muerte y el mensajero
del Señor de la Muerte65,
y del dios de la lujuria. Oh, tú, Héroe: ha llegado para ti el
momento de sojuzgar a todos estos males”.
Entonces
Padma salió de su meditación. Subiendo a la terraza,
enarboló ocho estandartes de victoria, extendió piles humanas
extraídas de cadáveres del cementerio, y sobre éstas bailó
furiosamente, diversas danzas. Asumió una forma con nueve cabezas y
dieciocho manos. Entonó mantras místicos, mientras sostenía un
rosario de cuentas hechas con huesos humanos. De esta manera,
sometió a todos esos demonios y espíritus malos, los mató, y se
llenó la boca con sus corazones y sangre. Los principios
conscientes de estos demonios fueron transmutados por Padma en la
sílaba Húm, y luego hizo que Húm se desvaneciera en los muchos
mundos celestiales. Por ello se le llamó, “la Esencia de Vajra”.
Transformándose
en el Rey de las Deidades maléficas, Padma, sentándose a meditar,
sojuzgó a los gnomos. También puso bajo su control a todas las
mujeres que hubieran roto juramentos solemnes y, destruyendo sus
cuerpos, envió sus principios conscientes a los cielos del Buddha66.
Entonces fue llamado “el Sojuzgador de los Gnomos”.
Asumiendo
la forma de Hayagríva, la deidad de cabeza de caballo, Padma ejecutó
danzas mágicas sobre la superficie de un hirviente lago venenoso, y
todos los malignos y demonios nágas que habitaban el lago se
sometieron a él; y se lo nombró “el Sojuzgador de los Nágas”.
Bajo
el aspecto de otras deidades, sometió diversos tipos de demonios,
como aquellos causantes de epidemias, enfermedades, obstáculos,
granizo y hambre. Con la forma del Rojo Manjushri67,
Padma se adueñó del control de todos los dioses habitantes de los
cielos, presididos por Brahma, pronunciando sus respectivos
mantras68. Y, por medio de otros aspectos y
disfraces, Padma conquistó a todos los más furiosos y temibles
espíritus del mal, y a veintiún mil demonios, femeninos y
masculinos.
Con
el aspecto de Hala-halá69, Padma dominó a todos
los buenos y malos demonios que controlan los oráculos en el
Tíbet70. Con la forma del Cuerpo de los Treinta y
dos maléficos Swastikas, Padma sojuzgó los nueve Planetas, el Sol,
la Luna, Marte, Mercurio, Venus, Júpiter, Saturno, Rahu, y Khetu71,
y todas las cosas bajo la influencia de los mismos. Como Yama de
seis rostros, El Señor de la Muerte, Padma dominó a todos los
señores de la Muerte bajo el dominio de Yama. De la misma manera,
Padma conquistó a Pehar, el Rey de los Tres Reinos de la
Existencia72, conquistó toda arrogancia, logró
ascendería sobre Mahádeva73, Pashupati74,
y demás divinidades de los Bráhmines, y también sobre las
principales deidades de los Jainos. Y la divinidad Mahakála75,
y diosa Remati76, y Ekadzati77,
aparecieron ante Padma y lo elogiaron por haber conquistado de esa
manera, a todos los demonios y dioses.
63.-
Una divinidad del Orden Maléfico bajo cuya protección están
colocados templo y lugares de peregrinaje.
64.-
Es decir, el Cuerpo de la Verdad, el Dharmakáya.
65.-
También conocido como Dharmarája, el Señor de la Verdad, Juez de
los muertos, Rey de las Regiones Inferiores; y también como Yama, el
Señor de la Muerte.
66.-
Puesto que estas mujeres habían quebrado sus votos y, de acuerdo con
la creencia tibetana, estaban destinadas kármicamente a renacer
entre los gnomos, Padma les hizo inconmensurable bien salvándolas de
ese destino y enviando sus principios conscientes a los reinos de
Buddha.
67.-
Manjushri es representado bajo muchos aspectos, y así los países
donde prevalece el buddhismo del Norte, tienen su Manjushri especial.
68.-
Cada cosa viviente, en todos estados de la existencia, posee una
forma material acorde con determinada frecuencia de vibración. Un
mántra es una sílaba o serie de sílabas de la misma frecuencia de
la cosa o ser (generalmente un ser espiritual invisible, un dios o un
demonio) al que pertenece; y un mago experto que conozca el mántra
de cada divinidad u orden de seres inferiores puede, entonándolo
adecuadamente, invocar la divinidad o dominar a esos seres
inferiores.
69.-
Hala-halá es una manifestación tántrica de seis rostros de
Avalokiteshvara.
70.-
Algunos de los demonios de este orden controlan los “espíritus
médiums” oficnialmente nombrados como oráculos en el Tíbet, y se
cree que son espíritus vengativos de lámas muertos que, cuando
estaban encerrados habían practicado la magia negra y por lotanto se
habían malogrado espiritualmente. Los tibetanos los llaman Btsan.
71.-
Los Nueve Planetas están descritos en el Yoga Tibetano y Doctrinas
Secretas. [este libro lo incluiré en el blog, cuando termine con
la Biografía de Padmasambhava].
72.-
Fue Pehar a quien Padma nombró luego divinidad guardiana del famoso
Mnasterio de Sámye.
73.-
Textualmente Wang-chuk Chen-po; sáns Mahádeva (“Gran
Deva”) que es adorado bajo diversas formas y aspectos por los
tibetanos y los hindúes, habita en el monte Kailás, la meta del
Peregrinaje, en el Tíbet Oriental.
74.-Tex.
Gu-lang; sáns. Pahupati; una diosa principalmente para
los nepalies. Como Gulang, esta divinidad es adorada en el
Tíbet por todas las madres que tiene hijos vivos.
75.-
Tex. Gon-po Nag-po;
sáns. Mahakála
(“El Gran
Negro”), o Kalanátha, (“El
Señor Negro”)
una forma de Shiva hindú, una de las principales divinidades
tántricas de los tibetanos.
76.-
Tex. Remati, una forma
de Káli hindú, y una divinidad de gran importancia
tanto para las escuelas reformistas (o Gelupa) y No reformistas
(Ningmapa), del buddhismo tibetano omúnmente elegida como protectora
por yogis muy avanzados, y que está asociada con las doctrinas
tántricas secretas.
77.-
Tex. Ekazati, una diosa de un sólo ojo de los cultos místicos,
simbolizando ese ojo único (o no dualista) de la Sabiduría.
Padma
resucita a los malos espíritus asesinados y les inculca el Dharma.
Hasta
ese momento, Padma había empleado mantras y magia para conquistar el
mal; pero ahora, deseando alcanzar el Absoluto Conocimiento de la
Verdad, se dirigió a Bobhgáya, para sojuzgar a todos los infieles
empleando el poder de los Sutras; y allí se sentó en meditación.
Pronunciando el mantra Hrí-Húm-Ah, Padma resucitó a todos los
malos espíritus, nágas, y demonios que él había matado, les
enseñó el Dharma, los inició78, y los obligó a
servir a la causa religiosa. De retorno a Gridherakúta, para
asegurarse si había algunos otros seres necesitados de especiales
enseñanzas religiosas, no encontró a ninguno.
Después
de esto, predicó el Dharma, tanto esotérica como exotéricamente, a
las dakini, especialmente a las cuatro principales dakini, del lago
Dhanakosha donde había nacido. Vajravarahi79,
junto con dichas dakini, se sometieron a él. De la misma manera,
instruyó a los dioses de los Ocho Planetas.
78.-
Es decir, les dio “Poder”, (text. Wang). Este mantra
pertenece principalmente a Avalokiteshvara.
79.-
Algunas veces los tibetanos llaman a Vajravaráhi “El Más Precioso
Poder del Habla, la Energía Femenina de Todo Bien”. Su
asociación, aquí presentada, con esas dakini del lago, indica que
ella también pertenece al orden de las mismas.
Del: Libro tibetano de la Gran Liberación.
Editorial: Kier
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
El capítulo correspondiente al: Epítome de la Vida y Doctrina del Gran Gurú tibetano Padmasambhava.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.
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