YOGA TIBETANO Y DOCTRINAS SECRETAS: *DE LA FE CÉLTICA EN LAS HADAS A LA CIENCIA TIBETANA DEL YOGA. *PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICIÓN.
PROEMIO.
Por
R. R. Marett.
Licenciado
en artes, Doctor en Ciencias,
Doctor
en Leyes, Miembro de la Academia Británica,
Rector
del Colegio de Exeter, Oxford y Catedrático
de
Antropología Social en la Universidad de Oxford.
DE
LA FE CÉLTICA EN LAS HADAS A LA CIENCIA TIBETANA DEL YOGA.
Mi amistad con el autor de
esta obra se remonta muy atrás en el tiempo, hasta 1907, cuando
llegó a Oxford como estudiante postgrado procedente de la
Universidad de Stanford, en California. Lo conocí como estudiante
de antropología; pues su interés consistía en explorar la
experiencia religiosa de la humanidad en sus variadas formas capaces
de aportar los más significativos contrastes. Es más, su capacidad
era íntegramente científica en conexión con su tópico, en el que
estaba resuelto a indagar y profundizar lo que otros juzgados y
creyeron cierto sin admitir que su afirmación sobre los hechos fuera
matizada por sus opiniones particulares en orden a lo que ellos
debían pensar y creer. Se propuso obrar del mejor modo posible
mirando a través de la ventana sin dejarse confundir por su propio
reflejo en el vidrio.
Ahora bien, hay cierto punto
en el que la mayoría de nosotros, aunque desapasionadamente
científicos en cuanto a intención, trazamos una linea más allá de
la cual, consciente o inconscientemente, rehusamos encarar con
seriedad a otros hombres que nos hable de algo que nos parece un
desatino. De esa manera, términos despreciativos, como “credulidad
primitiva”, “confusión de categorías”, “mentalidad
prelógia”, etc., gana terreno en la mentalidad insofisticada que,
hasta un límite correlativo, se halla falsificada, porque la ciencia
no puede calificar de “equivocado” lo que meramente resulta ser
“diferente”. De modo similar, al tratar las creencias de
nuestros campesinos, es difícil que captemos la implicancia de
relativa devalorización que asignamos al uso de un vocablo como
“sobrevivencia”; aunque su equivalente latino – superstitio
– nos prevenga contra ese peligro. Sea como fuere, el señor
Evans-Wentz – que no mucho antes había alcanzado su primer
doctorado en Rennes, la Universidad del gran erudito bretón Anatole
Le Braz – persistió en abocarse al denominado folclore europeo no
de acuerdo a la evaluación del hombre educado sino, por así
decirlo, a la suya propia. Se propuso considerar la fe céltica en
las hadas como una reliquia de la irracionalidad del mundo antiguo
sino como si se tratase de un género de verdad vital, al menos para
los celtas. Pienso que es un mérito de las Universidades de Rennes
y de Oxford el que, a su debido tiempo, recompensaran con diplomas a
una persona cuyo juicio de imparcialidad le lanzó a recorrer palmo a
palmo Irlanda, Escocia, la Isla de Man, Galea, Cornwall y Bretaña,
en la esperanza de seguir las huellas y entrevistar al auténtico
vidente de hadas. Creo que esa clase de gente resultó más bien
escasa y distante; tampoco ayudó al señor Evans-Wentz a ver un hada
con sus propios ojos. Pero fructífero o no, el método al menos era
sensato, y pronto iba a experimentarse en un campo más rico con un
logro sustancial para el conocimiento positivo. En Occidente sólo
pudo estudiar en el campesino irlandés o bretón un patente
substratum de paganismo primitivo, cubierto de un cristianismo en
parte sujeto a influencias seculares; sin embargo, en Oriente iba a
hallar múltiples ejemplos de devotos cuya religión importa una
filosofía integral de la vida, que no dudan en poner práctica
fervorosamente.
Desde 1911, en que la imprenta
de la Universidad de Oxford publicó The
Fairy-Faith in Celtic Countries, el doctor Evans
Wentz se convirtió en una suerte de erudito-gitano, que durante los
seis años siguientes recorrió todos los rincones entre Oxford y el
Cercano Oriente, e incluso recogió impresiones de la naturaleza
humana con todas sus variedades y caprichos. Más tarde, en 19717,
de Egipto se dirigió a la India; las autoridades militares
estuvieron de acuerdo en admitirlo bajo la recomendación del Coronel
Lawrence, ex condiscípulo de Oxford y, sobre todo, no es aventurado
decirlo, tuvo la gran oportunidad de entrar en contacto con todo ese
intenso misticismo del que está embebida cada porción y nivel de la
más diversificada de las mayores partes de la humanidad. Mas no fue
lento en establecer vívido contacto; pues un año después tomaba
parte en el gran peregrinaje hindú, por sobre las nevadas cumbres de
los Himalayas de Kashmir, hacia la Cueva de Amar-Nath, consagrada a
Shiva, el Señor del Mundo. El alto sacerdote de la peregrinación
le proveyó una carta de presentación ante el esclarecido Bráhmin
perteneciente a uno de los templos de Hardwar; y pronto se halló
viviendo como un sádhu, en una choza, en las selvas del Ganges
Superior. Para ese entonces se inició en la ciencia del yoga; pero
su discípulo no lo recompensó totalmente hasta que se le permitió
entrar a aquella dependencia cuidadosamente protegida del Imperio
Británica, Sikkim, adonde se dirigió de acuerdo a una invitación
de Sidkyong Tulku, a quien conociera en Oxford, para que se quedaee
allí algunos años; pero se encontró con que aquel soberano había
muerto tras breve reinado. Sin embargo, estuvo allí para darle la
bienvenida un íntimo amigo del extinto Maharajá en la persona del
esclarecido lama Kazi Dawa Samdup; y
he aquí a nuestro erudito-gitano transformado en un segundo Kim, un
chela sentado a los
pies de su gurú a fin de participar de su sabiduría. Esta
asociación duró unos tres años – de hecho, hasta la muerte del
lama que tuvo lugar en Marzo de 1922. Su fruto es la trilogía de
obras sustanciales, basadas en traducciones del tibetano, y
acompañada de una interpretación íntima (desde adentro) tal como
lo exige algo más raro aun para los estudios occidentales que los
comunes avíos escolástico, vale decir, una simpática comprensión
transcendiendo los prejuicios que convierten al hombre común en
un ser que demuestra antipatía a cualquier género de experiencia
que no le resulte familiar.
No me compete, sin
embargo, aventurar aquí una valuación del presente libro del doctor
Evans-Wentz, ya sea como contribución a la historia de la religión
o exposición doctrinal. Mi interés actual consiste simplemente en
dar testimonio de la diligencia, del autor, y de la verdadera
entrega, en pro de la búsqueda de la verdad a la que mi viejo alumno
brindó tantos de sus mejores años. En realidad, no conozco a nadie
que haya vivido más sinceramente de conformidad con el principio de
que para conocer y, de ese modo, amar al Hombre hay que buscarlo por
Doquier.
R. R. Marett.
Exeter College, Oxford.
7 de junio de 1934.
PREFACIO DE LA SEGUNDA
EDICIÓN.
Esta
segunda edición del Yoga
Tibetano y Doctrinas Secretas
sale a la luz para todos, bajo los mejores auspicios. Los estudios
del yoga y ciencias orientales hallarán muchos valiosos agregados en
su Comentario Yoga; a este respecto el editor está reconocido al
profesor-Traductor Chen-Chi Chang. Los científicos occidentales,
especialmente los psicólogos y filósofos sacarán mucho provecho
si, como aquél lo sugiere, examinan la aplicación práctica, en
sus laboratorios, de los diversos yogas que expone el presente libro.
Si
el Yoga Calor Corporal [tummo]
se estudiase universalmente en todas las escuelas y se convirtiese en
una práctica mundial, no se necesitaría calefacción central en las
moradas humanas, ni siquiera en Alaska o Siberia, ni a lo largo de
las regiones árticas y antárticas. Y en virtud de un yoga
complementario, no serían menester cuantiosos gastos en aire
acondicionado en ningún sitio tropical ni durante el estío de las
zonas templadas. Mediante la aplicación del Yoga del Estado-Onírico
y del Bardo y de la Transferencia, la humanidad se convertiría en
ama y señora de todos los estados de la conciencia, y sería capaz
de pasar, a voluntad, del estado de vigilia al onírico, y del estado
llamado vida al denominado muerte, y viceversa, y de una encarnación
a otra en éste o en otros mundos o condiciones de la existencia sin
quebrar la continuidad de la conciencia. El dominio del Yoga de la
Clara Luz conferiría transcender Sabiduría Total, y con ella
omnisciencia y omni-comprensión intuitiva. Al instituirse
en adeptos lograrían el “conocimiento correcto” de la
construcción electrónica del átomo, y sobrepasarían a Einstein en
la solución de problemas concernientes a la gravitación y
relatividad. Mediante la
eficiencia en este Yoga, de modo similar a la que refiere la
biografía de Milarepa, el maestro yogin del Tíbet, que contaba con
la capacidad yoga de desplazarse por los aires en su cuerpo físico,
más allá de la fuerza de gravedad, no habría necesidad de
vehículos de motor no de aeroplanos, ni de puentes ni lanchas. El
Nuevo Testamento cristiano
representa a Jesús, el Cristo, como habiendo caminado sobre el agua, igual que los adeptos del yoga de nuestra época.
Tal
como lo enseña El Libro Tibetano de la Gran Liberación,
el Mago Supremo en el yoga es la Mente. Mediante la Mente el Cosmos
tomó forma. Mediante la Mente el Cosmos es sostenido en el espacio.
Mediante el indomable control de su mente, un maestro supremo de
yoga puede controlar toda situación mundana; puede concretar o tomar
en visible manifestación, partiendo de lo que no manifiesto, todas
las cosas que el hombre puede hacer sin fatigosas herramientas ni
bulliciosas ni ruidosas fábricas.
Occidente
se halla, en verdad, en la alborada de una edad de Nueva Ciencia
verdadera. La vieja ciencia de hoy en día, basada en el estudio de
los fenómenos más bien que en el de los noúmenos, al
igual que el actualmente obsoleto materialismo de los físicos del
siglo XX, cederá el paso a una ciencia, o ruta de conocimiento,
ahora llamada oculta no porque en realidad se halle escondida o
resulte inaccesible, sino porque es trascendente. Y bien puede ser,
como lo sostiene el Profesor Chen-Chi Chang, que este libro llegue a
considerarse como uno de los tratados precursores de esa Gran Edad de
la Nueva Ciencia que está en camino, cuando, al fin, se aquieten los
bélicos tambores y se arríen las banderas de batalla en el
Parlamento del Hombre y en la Federación del Mundo.
Entonces existirá a lo
largo de todos los continentes una sola nación indivisible, una sola
constitución y una sola ley, una sola bandera, una sola soberanía,
una sola familia de la humanidad como expresión de unicidad.
Entonces sólo habrá Civilización Correcta, Gobierno Correcto,
Ciencia Correcta.
W. Y. E.-W.
San Diego, California.
Weak, 1957.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.
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