YOGA TIBETANO Y DOCTRINAS SECRETAS: *LA FILOSOFÍA YOGA. *LOS SIGNIFICADOS DE LA PALABRA YOGA. *EL OBJETIVO Y LOS RESULTADOS DEL YOGA. *LOS DIVERSOS YOGAS. *HATHA YOGA. *BHAKTI YOGA Y SHAKTI YOGA. * MANTRA YOGA Y TANTRA YOGA. *LAS LIMITACIONES DEL LAYA YOGA. *
7. LA FILOSOFÍA YOGA.
Puesto que cada uno de
los siete Libros que componen este volumen es esencialmente yóguico
en cuanto al carácter, en esta introducción General se incluye una
ilustrativa exposición, aunque más no sea en bosquejo, de la
Filosofía Yoga, con el fin de ayudar a los corrientes
lectores europeos y americanos a captar intelectualmente las diversas
doctrinas, a menudo profundamente difíciles, han de seguirse,
ampliando asimismo nuestras notas aclaratorias. En la introducción
especial del Libro II, se brinda cierto enfoque de la historia de la
introducción de la Filosofía Yoga, principalmente en su
forma Mahamudra (o “Gran Símbolo”) en el Tíbet y de su
remodelación bajo las influencias tibetanas.
A) LOS SIGNIFICADOS DE LA
PALABRA YOGA.
La palabra yoga,
al tener dos raíces sánscritas reconocidas, ofrece dos significados
posibles. Un significado es “meditar” o “entrar en trance”
(como en el Samádhi Yoga). El otro significado es “unir”.
Con este último sentido, la palabra sánscrita yoga y la
inglesa yoke se consideran como de raíz común; y este sentido del
yoga parece ser el más generalmente aceptado por los yogins
(o yogis) i. e. quienes practican el yoga, antes que la
interpretación anterior. Implica el acto de unirse, o de unirse, la
no iluminada naturaleza humana a la iluminada naturaleza divina, de
manera tal que permita a la superior guiar y transmutar a la
inferior. También ha sido tomada, aunque menos generalmente, como
queriendo decir yugo, o cinta, o disciplina de la mente misma, por
medio de la concentración mental.
De acuerdo con la
autoridad principal, Patanjali, en sus Aforismos Yoga19,
que se cree datan del siglo II o III antes de Cristo y sobre los que
se basan casi todos los subsiguientes tratados sánscritos relativos
al yoga, éste “es la restricción de las fluctuaciones de
la materia mental”. Y continúa: “Por lo tanto, el vidente (esto
es, el Yo) habita en él mismo. En otros tiempos (esto es, en todas
las otras condiciones)”. O, en otras palabras, donde falta control
y disciplina yogas, el Yo se identifica con el interminable
fluir de modificaciones de la mente de modo que, en lugar de una
percepción espiritual de la verdadera naturaleza de la existencia,
que es el fruto del yoga, prevalece una condición de
oscuridad mental llamada Ignorancia (sánscrito Avidyá)
19.- El editor deja constancia
de su reconocimiento por la excelente versión inglesa de Patanjali,
efectuada por el profesor J. H. Woods en The Yoga System of
Patanjali, Harvard University Press, 1914.
B) EL OBJETIVO Y LOS
RESULTADOS DEL YOGA.
El objetivo integral del
yoga es disipar esta Ignorancia y guiar al yogin hacia
lo que los budistas llaman Correcto Conocimiento; y, como lo enseña
Patanjali, para lograr el Correcto Conocimiento resulta esencial una
incesante práctica yoga “hasta el fin en que (la materia
mental) tenga permanencia en el estado restringido. “Y esto es así
pues debido a la pasión, definida por él como “lo que mora sobre
el placer (sensual), el hombre se halla kármicamente esclavizado por
la incesante ronda de muertes y nacimientos”.
Como nos lo expresa el
Udánavarga, de las estructuras canónicas tibetanas: “Quien
haya vivido de acuerdo con esta ley de disciplina, con mansedumbre y
pureza, habiendo trascendido las muertes y nacimientos, pondrá fin a
su sufrimiento”. Y, nuevamente: “Quien se ha liberado de las
ligaduras de las pasiones, quien se ha desprendido del cuerpo y quien
ha alcanzado la Sabiduría marchando más allá del reino de la
ilusión, brilla esplendorosamente como el Sol20”.
Patanjali prosigue
explicando cómo, cuando la mente es puesta bajo control y liberada
de la pasión, surge la percepción espiritual, junto con el
conocimiento de las encarnaciones anteriores. De modo acorde, es
solo por medio de esta ciencia suprema llamada yoga que el
hombre puede llegar a conocerse según el sentido implícito del
célebre aforismo de los Misterios Helenos y eventualmente trascender
el estado humano y uncirse al Estado Verdadero de la Iluminación
Bódhica. También puede decirse que el yoga es el medio
práctico por el que la mente humana está facultada para captar el
carácter ilusorio de las percepciones y objetos sensibles del mundo
fenoménico, y, asimismo, del concepto del yo como cosa separable de
todos los otros yo. El yoga es considerado por lo general,
por quienes lo practican, como el más corto sendero hacia la suprior
evolución del hombre. La crítica más bien engañosa que
comúnmente se efectúa en el sentido de que el yoga no
conduce a otra cosa que al autohipnótismo, ya fue enfocada en las
notas anteriormente.
El primer objetivo del
devoto de esta ciencia de religión prácticamente aplicada consiste
en lograr el dominio indomable del yo inferior que lo capacite para
dirigir, mediante el poder de la voluntad, todos los procesos
mentales. Un maestro de yoga debe poseer un control sobre su
cuerpo tan completo como el de un experto motociclista, a fin de
manejar todos sus procesos fisiológicos y psicológicos en una sola
dirección o inhibir cualquiera de ellos a voluntad, incluso los
latidos del corazón. Debe ser capaz de inmunizar su cuerpo ante
cada uno de los elementos, incluido el fuego, como lo sugiere la
ceremonia de caminar sobre él, o ante la ley de gravedad como en la
levitación; y con todas las actividades de la mentalidad humana
aquietadas, poder dirigir su conciencia superior hacia los dominios
que el hombre, en el estado normal yóguicamente
indisciplinado, desconoce.
Estos y otros poderes del
maestro de yoga fueron expuestos por Rechung, discípulo de
Milarepa, el gran yogin del Tíbet, en su Introducción a la
Biografía de aquél, traducida del original tibetano por el extinto
lama Kazi Dawa Samdup y publicada por editar como El Gran Yogi
Milarepa de Tíbet. Todos los lectores de nuestra obra pueden
remitirse a dicho libro.
El gran yogin (o
yogi) dueño de visión clarividente, se afirma que, puede
observar la vida microorgánica de un modo que resulta imposible para
los científicos que se valen del microscópico; o estudiar la
naturaleza de los más distantes soles, planetas o nebulosas, que
ningún telescopio jamás podría revelar. Al estar dotado de
parecidos poderes para observar los procesos fisiológicos de su
propio cuerpo, no necesita proceder a la dirección de cadáveres
para estudiar fisiología. Ni pone en práctica la vivisección para
probar los efectos de venenos o drogas o gérmenes morbosos. Al
saber que la mente es la que crea y controla el cuerpo y las
sustancias materiales de toda combinación, no necesita medicinas ni
sueros. No requiere instrumentos mecánicas para desplazarse por
aire, o tierra, pues nos refiere que puede abandonar su burdo cuerpo
físico y visitar cualquier parte de la tierra o atravesar la
estratosfera hacia otros mundos con velocidad mayor que la de la luz.
A Milarepa se le atribuye el haber podido viajar por el aire, en su
forma carnal, con la rapidez de una flecha21. Al
afirmar ser dueño del poder de producir sintéticamente comida de
los elementos de la naturaleza (como muchos creen que el Gran Yogin
Jesús lo hizo al alimentar a la muchedumbre), o ropas, o cualquier
objeto ilusorio deseado, para el maestro de yoga no existe, en su
propio mundo, problema alguno de producción ni de distribución, ni
ninguno de los miles de problemas sociales que atormentan a la plebe
no iluminada, que hoy en día sueña con una Utopía utilitaria
gobernada por tecnócratas. Para él, la finalidad esencial del
hombre al encarnar consiste no en explorar la naturaleza, ni en
inventar meras máquinas, ni en construir el edificio de un paraiso
terrenal como meta final, sino en buscar el Reino del Poder Divino
por dentro, de donde, sin la inhumanidad del hombre, todas las cosas
necesarias para el progreso de nuestra raza en este planeta fluirán
sin extinguirse jamás; en la plenitud del tiempo, el hombre cesará
de ser hombre, habiendo alcanzado la Otra Orilla, más allá de los
demonios de la Ilusión.
20.- Udánavarga, IV,
35, Vi, 12. Versión inglesa de W. W. Rockhill, Londres 1883.
21.- Cf. El Gran Yogi
Milarepa del Tíbet. Igual que Rechung en esta biografía,
Patanjali en Yoga Sútras (Libro III) describió los diversos poderes
super-físicos resultantes del dominio del yoga. Buda, asimismo, en
múltiples textos de los cánones budistas citó comentó todos estos
y muchos otros logros de los Grandes Maestros del Yoga, de los Cuales
El fue uno de los mayores conocidos en la historia. Consultar
también nuestros texto el Libro III, y correlativamente A Search
in the Secret India, Londres 1934, passim, de Paul
Brunton.
C) LOS DIVERSOS YOGAS.
Así como existe una gran
variedad de experiencias personales o sensuales que ninguna
personalidad jamás podrá entender por completo, de igual modo hay
una infinita variedad de experiencias espirituales o supersensuales
que ninguna entidad microscópica jamás podrá experimentar
cabalmente. El total del Conocimiento implica la unidad de las
partes, y sólo cuando los Muchos convierten en Uno Solo, puede cada
uno conocer a Todos y Todos a cada uno.
Por lo tanto, el Sendero
del Yoga no es simple, sino un sendero integrado por muchos y
todos conduciendo hacia la Meta Única. Lo que el Vedanta proclama
con relación a las diferentes Creencias de la humanidad es también
aplicable a los diversos yogas: “Así como las diferentes
corrientes que tienen sus orígenes en distintos sitios, todas juntan
sus aguas en el gran mar, oh Señor, de manera similar las diferentes
Creencias que siguen los hombres a través de las distintas
tendencias (o temperamentos), aunque parecían variadas, tortuosas o
rectas, todas conducen a Ti”.
Ahora procederemos a un
breve examen de cada uno de los yogas principales que forman
parte, o senderos, pertenecientes al único sistema del yoga,
siguiendo las propias investigaciones del editor cuando estudiaba y
vivía con los yogins en diversas partes de la India, a veces
en las altas Cordilleras del Himalaya sobre las fronteras con el
Tíbet, otras en la parte superior del Ganges, en las cercanías de
Rikhiksh.
1) HATHA YOGA.
Hatha, en el Hatha Yoga,
según versión vulgar significa Salud, pero ese significado
es meramente secundario. En el Comentario sobre Hatha Yoga
Pradípiká, de Brahmánanda, se ofrece al siguiente shloka
para explicar el significado de Hatha (compuesto de dos letras Ha
y tha).
“La letra Ha
significa el sol (swara); la letra tha se dice que
significa la luna (swara).
“Mediante la unión de
Súryachandra (sol-luna), se entiende el Hatha Yoga”.
De acuerdo con esta
autoridad, Hatha en conexión con Yoga significa
Sol-swara (o respiración solar), referendario a la
respiración yoga a través de la fosa nasal izquierda (o
lunar). Si asignamos a yoga
el significado de “unir”, Hatha Yoga quiere entonces decir
“unir las respiraciones las respiraciones solar y lunar” , o
“unir los swaras
Súryachandra”. Ha==Súrya==(respiración)
Solar es positivo; tha==chandra==(respiración) Lunar
es negativo. De modo acorde, Hatha Yoga primeramente se
refiere a la neutralización, por métodos yoga, del proceso
respiratorio, pues, mediante la unión de un positivo con un
negativo, la neutralidad de ambos se produce naturalmente.
Patnajali, en su capítulo
sobre Pránáyáma, hace especial referencia a esta
neutralización de los swaras; y en los subsiguientes
capítulos de Yoga Sútras demuestra que Pránáyáma,
o regulación inducida al modo yoga, ha de considerarse como
meramente preliminar con respecto a las prácticas superiores del
yoga.
El significado secundario
de Hatha en especial Salud, tiene directa referencia con las
condiciones físicas saludables producidas por el Hatha Yoga
cuando se lo practica correctamente bajo la guía de un gurú que lo
haya dominado.
Si sólo se practicase el
Hatha Yoga con éxito, convirtiéndolo más bien en un
fin que en un medio hacia la meta suprema de todas las prácticas
yóguicas, como sucede hoy en día en la India y en otros lugares,
tiene lugar como consecuencia un indomable control del cuerpo físico
y de su vitalidad que muchos de los grandes adeptos del yoga
consideran como la más saludable preparación para la Iluminación
espiritual. Existen casos documentados de maestros de Hatha Yoga
que fueron capaces de detener los procesos vitales del cuerpo hasta
un grado tal, que alcanzaron la muerte aparente. Un famosos caso de
esta índole, que al mismo tiempo constituyó una comprobación, es
el del Sádhu Haridás, enterrado durante cuatro meses y luego
exhumado vivo, bajo las cuidadosa supervisión de Maharajá de Lahore
Ranjeet Singh, a principios del siglo pasado. Sobre la tumba del
Sádhu, que yacía allí en un ataúd marcado por el propio Maharajá
con el sello real, se sembró cebada y ésta creció, en un sitio
guarecido por una muralla y custodiado incesantemente por centinelas
armados. El día que fue enterrado, el rostro del yogin
estaba limpio, y cuando se le revivió, al cumplirse los cuatro
meses, estaba tan terso como cuando se lo sepulcró22.
Esta circunstancia prueba por sí misma que, en virtud del dominio
del Hatha Yoga, pueden superarse temporalmente los procesos
vitales del organismo humano. Una similar, pero mucho menos completa
suspensión de los procesos vitales, ocurre con los fenómenos
hibernación entre animales inferiores.
Todos estos exitosos
resultados del Hatha Yoga, aunque interesantes para los
filósofos, son, por sí mismos, puramente psicofísicos; y, cuando
se hallan divorciados de los logros espirituales de los yogas
superiores, son más impedimentos que ayudas en el Sendero.
Fueron las diversas
prácticas asociadas con el Hatha Yoga, en especial cuando el
yogin no tiene por objetivo avanzar más allá de ellas,
incluidas las mortificaciones corporales y el estricto ayuno,
aquellas con las que Buda experimentó al comienza de sus búsquedas
espirituales, hallándolas inadecuadas para el logro de la
Iluminación. No obstante, como lo sugieren nuestros textos, los
diversos ejercicios respiratorios asociados con los sistemas
tibetanos de Hatha Yoga resultan de gran valor si se los
emplea correctamente, vale decir sólo como medio hacia la gran meta
de todos los yogas, que es la Emancipación.
Entre los tibetanos, como
entre los hindúes, se hace siempre hincapié sobre la necesidad del
neófito en orden a procurarse un maestro espiritual (o gurú), para
que se le oriente y evite los múltiples peligros sutiles en que
incurren quienes practican imprudentemente cualquier yoga sin
guía. El editor sería remiso en afrontar su responsabilidad ante
los lectores de este volumen si no subrayaba esta necesidad del gurú,
especialmente a los europeos y americanos que estudian las doctrinas
yógicas de aplicación práctica.
22.- Cf. S. A. Vasu, An
Introduction to Yoga Philosophy, en Libros Sagrados de los
Hindúes, vol. XV, Allahabad 1915.
2) HATHA YOGA.
Laya, en el
término Laya Yoga, significa “control mental”; y, de modo
acorde, Laya Yoga es la parte de la ciencia del yoga
referida principalmente al método yóguico de adquirir
dominio sobre la mente, y más en particular sobre el poder de la
voluntad,. Según los gurús indios que consideran, como nosotros, a
los diversos yogas como peldaños de una sola escala el Laya
Yoga se enseña sólo después que se ha dominado al
Prándlána, o Hatha Yoga, y que el discípulo, como
resultado directo, obtuvo el control de su cuerpo, poseyó una mente
disciplinada y salud robusta, estando, por lo tanto, listo para
avanzar.
Bajo el Laya Yoga
clasificamos otros cuatro yogas que, como el Laya Yoga,
dependen esencialmente del ejercicio consciente del poder de la mente
yóguicamente controlado, de la manera siguiente:
a) BHAKTI YOGA Y
SHAKTI YOGA.
Considerado
psicológicamnente, viendo al yoga como un todo unitario, el
Bhakti Yoga, o la “unión” por medio de la concentración
mental sobre el Amor (Divino) (sánscrito: Bhakti), provoca
principalmente la unidireccionalidad de la mente. De modo acorde, se
lo clasifica como parte del Laya Yoga.
En ciertas partes de
nuestros textos, en los que el yogin, en oración o devoción,
es orientado para que visualice a los Devatás o Gurús con
una disposición anímica de amor y reverencia profunda hacia ellos,
se practica el Bhaki Yoga.
De modo parecido, el
Shakti Yoga es una parte del Laya Yoga, en la medida en
que implica la “unión” por medio de la concebido como el aspecto
femenino (o negativo) de las Universales fuerzas espirituales de la
Mente Cósmica. En este yoga, Shakti se halla comúnmente
personificada como una Madre-Diosa. El aspecto masculino (o
positivo) está representado por una personificación de la mitad
masculina de la dualidad de la deidad. Este dualismo tiene un
paralelo en la sutil Doctrina Ying-Yang del Taoísmo, como también
en la correspondiente Doctrina Yum-Yab del lamaísmo; el Yin
(o Lum) es el principio femenino de la naturaleza y el Yang
(o Yab) el principio masculino. Existe similar
correspondencia entre el Shakti de los hindúes, la Sophia
(“Sabiduría”) de los gnósticos, y el Prajña
(“Sabiduría”) del Prajñaparamíta; los tres, de modo
parecido, se hallan personificados como el aspecto femenino de la
deidad.
Mientras que en el Bhakti
Yoga la unidireccionalidad de la mente se logra a través de la
concentración yóguica en el Amor Divino como Bhakti,
en el Shakti Yoga se logra un resultado equivalente que deriva
de la concentración yóguica en el Poder Divino como Shakti.
En nuestros textos la Gran Shakti es Vajrayogíni, diosa
tántrica.
b) MANTRA YOGA Y TANTRA
YOGA.
En el Mantra Yoga,
mediante el experto uso de los mantras, que consiste en palabras o
sonidos de poder oculto y en el Yantra Yoga mediante el
empleo similar de yantras, o diagramas geométricos de significado
místico, el objetivo del yogin es establecer comunicación
telepática, e incluso más intima, con las deidades que invoca, para
que le ayuden en sus esfuerzos yóguicos. El Mudra Yoga
(del que se da alguna explicación en el Libro Tibetano de los
Muertos) puede considerarse como una subdivisión del Yantra
Yoga; pues depende del uso yóguico de signos místicos
(sánscrito: mudrá), que usualmente se efectúan mediante
posiciones de las manos o el cuerpo, y en menor grado, de símbolos
místicos de carácter más o menos geométrico.
En nuestros propios
textos, el Mantra Yoga y el Yantra Yoga
(principalmente como Mudra Yoga) juegan un papel muy
importante, al igual que casi todos los sistemas de yoga
modelados en el medio tibetano. Como queda demostrado en Milarepa
el Gran Yogi del Tíbet, ambos yogas se emplean para
conferir poder espiritual en la etapa de las iniciaciones lamaicas.
En la medida en que estos dos yogas dependen de la
visualización yóguica, por lo tanto, de cierto grado de
control yóguico de la mente, al igual que el Bhakti Yoga y
el Shakti Yoga, también han de considerarse como partes
especializadas del Laya Yoga.
En el Siva Samhitá
de los hindúes, se afirma que el yoga es de cuatro clases, y
el Mantra Yoga, considerado como el más simple, o fácil en
la práctica, es separado del Laya Yoga y ubicado en primer
orden entre los yogas, incluso delante del Hatha Yoga: “El
Yoga es de cuatro clases: cuarto, Raja Yoga, que descarta el
dualismo”.
Asimismo, en el Siva
Samhitá, el Nada Yoga, que es una forma de Mantra
Yoga, al que Patanjali refiere como aspecto del yoga
dependiente de la concentración mental sobre algunos de los vishaya
(sensaciones) corporales y también conocido como Shabda
(Sensación de Sonido) Yoga, se afirma que se trata de la
mejor parte del Laya Yoga. Patanjali explica cómo, mediante
el auxilio de cualquiera de las sensaciones corporales se provoca la
unidireccionalidad de la mente, como por ejemplo el sonido interno
que se escucha al taparse los oídos con los dedos, y que es una
suerte de náda, o shabda. En otras obras sánscritas
sobre el yoga este proceso se llama Laya Yoga.
c) LAS LIMITACIONES DEL LAYA
YOGA.
El Laya Yoga, por
lo tanto, ha de considerarse como un método para obtener el control
de la mentalidad humana. En ese sentido, como el Hatha Yoga
su uso correcto es meramente preparatorio. El adepto de este yoga,
al igual que el Hatha Yoga, puede inducir en sí mismo un
estado de animación suspendida, muy a menudo equivocadamente
considerado por el yogin que lo experimente como si fuese
concomitante con esa exaltada iluminación espiritual, que sólo se
alcanza en el supremo trance samádhico. Si el yogin
se obsesionara con este error, como le ocurre a muchos de los que
practican estos dos yogas inferiores, no avanza en el sendero
del logro espiritual más allá de cierta disciplina e intima
comprensión de sus propios poderes psicofísicos. Esta advertencia
se aplica a todos los yogas aquí clasificados bajo el Laya
Yoga.
El Laya Yoga, sin
embargo, como el Hatha Yoga, puede resultar de incalculable
ayuda para los yogins que, por temperamento, son proclives a
sacar provecho de él. Los grandes Yogins que practicaron
estos yogas y lograron la Libertad, los emplearon sólo como
preliminares preparatorias de as prácticas yóguicas
superiores.
De acuerdo con Patanjali,
quienes subordinan o sacrifican sus poderes mentales a la naturaleza,
o a hombres deificados ya muertos (tales, como por ejemplo, Krishna o
Jesús) provocan por lo tanto su propio retorno a este mundo una y
otra vez. El objetivo de los yogas superiores, que ahora
precederemos a considerar, consiste en hacer la evolución del hombre
más allá del atractivo ilusorio de la existencia sangsárica, o
mundana, de modo que la necesidad kármica de renacer en el
estado humano llegue a su fin. Luego, si se produce una ulterior
encarnación en este planeta, se trata de una cuestión de elección,
dotada de exaltada conciencia y poder derivado de haber logrado la
Gran Conquista; y nace en la Tierra una vez más un Guía para
conducir a la humanidad hacia la Meta Nirvánica.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.
Comentarios
Publicar un comentario