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YOGA TIBETANO Y DOCTRINAS SECRETAS: * KARMA Y RENACIMIENTO. * DOCTRINAS EXOTÉRICAS vs. DOCTRINAS ESOTÉRICAS. * LA TRADUCCIÓN Y EDICIÓN DE LOS TEXTOS. * LA UNIDAD Y VALOR PRÁCTICO DE LOS TEXTO.


XI. KARMA Y RENACIMIENTO.

     Todo lector de este volumen ha de entender que las enseñanzas concernientes Karma y Renacimiento, que como la Filosofía Yoga, son fundamentales en todos nuestros textos, de ningún modo se enfocan aquí como tema de mera creencia; se las considera como basadas en indudables leyes naturales. La Doctrina del Karma es científicamente concebible y, por lo tanto, aceptable. Al menos intelectualismo, para el occidental promedio, debido a que éste se acostumbró a aquélla bajo su más familiar designación de ley de causa y efecto31. Sin embargo, al igual que la occidental, falla en reconocer sus tremendas implicaciones psicológicas cuando se aplican al estudio del hombre mismo. Ese hombre y todas sus facultades son resultado de causas que nuestros científicos otorgan, salvo algunos de los más grandes, como Huxley y William James32, no captaron todavía, como lo consiguieron hace tiempo los pensadores orientales, que el hombre ha llegado a convertirse en la clase de hombre que es en la actualidad merced al resultado de un encadenamiento aparentemente interminable de causas que tienen una historia de millones de años de incógnita. En sentido biológico, el resultado de hoy es literalmente el heredero de todas las edades; y su futuro status en el progreso evolutivo de este modo se la aplica a la física, pero sí lo hace cuando se la aplica universalmente al aspecto psíquico. La tendencia actual. Si los sabios orientales están en lo cierto, el hombre ha sido y será, de un modo todavía insospechado por nuestros biólogos, su propio ancestro.
     De esa manera, el occidental no cuestiona la validez de esta ley de causa y efecto cual de la ciencia occidental parece, sin embrago, orientarse muy definida-mente hacia este enfoque psicofísico de la ciencia oriental, que depende de su postulado de que nada tiene existencia real salvo la Mente33.
En relación con los renacimientos en su carácter de ley absoluta igualmente Universal, el occidental carece de una fórmula apropiada similar a la de la ley de causa y efecto, que el oriental denomina karma. Por esta rezón se inclina a considerar con graves dudas la aseveración del maestro del yoga de que no sólo renacer es científicamente probable por medio del yoga, sino que inseparablemente se vincula con la ley del karma. En pocas palabras, es perfectamente cierto asegurar que el occidental jamás entenderá las enseñanzas de los grandes sabios de Oriente hasta que capte con sentido científico el significado fundamental y de alcance del karma y del renacer cuando, considerados al estilo oriental, constituyen leyes inmutables, que gobiernan todo el Cosmos.
     En El Libro Tibetano de los Muertos, el editor consagró veintidós páginas a una exposición de la Doctrina del Renacimiento, considerada tanto filosófica como científicamente; y al hacerlo así, expuso el resultado de sus propias investigaciones acerca de esta doctrina. En lugar de recapitular aquí sobre lo que ya se público, prefiere aumentarlo haciendo hincapié sobre cuán necesario resulta un intento más sincero, por parte de pensadores y científicos de Europa y de as dos Américas, para que la ciencia occidental examine esta doctrina yóguica de los renacimientos y las muertes reiteradas.
Como antropólogo que dedicó su vida al estudio del hombre, el editor, tras veinticinco años de investigación, ha llegado a la convicción de que un serio esfuerzo científico por indagar sobre el “de dónde, por qué y adónde” de la humanidad resulta, con exceso, la más importante de todas las empresas humanas. Es aquí donde el Oriente y el Occidente, en la plenitud del tiempo, al final se encontrarán para reconocerse mutuamente.
     ¿El hombre occidental se contentará, por mucho tiempo más, con estudiar el universo externo, sin conocerse a sí mismo? Si como lo cree el editor, el sabio oriental es capaz de conducirnos, a los de Occidente, hacia un método para alcanzar el conocimiento científico de lado recóndito de la naturaleza humana, ¿no pecaremos de imprudentes al no acertar en brindarle un examen científico libre de prejuicios?
     En nuestro sector del mundo, las ciencias aplicadas se limitan desgraciadamente a: química, economía, matemática, mecánica, física, fisiología y afines; y la antropología y la psicología, como ciencias aplicadas, en el sentido del yoga, son para casi todos los científicos occidentales meros sueños de visionarios carentes de utilidad. Sin embargo, no creemos que esta insensata opinión dure mucho34.

31.- Uno de los últimos pronunciamientos referidos a esta ley en conexión con la relatividad fue efectuado por Eddington, de la siguiente manera: “Causa y efecto se hallan íntimamente ligados con la saeta del tiempo ; la causa debe preceder al efecto; la relatividad del tiempo no inutilizó este orden”. Cf. A. S. Eddington, The Nature of tje Physical World, Cambridge, 1928.
32.- Cf. T. H. Huxley, Evolutin and Ethics, Londres, 1894; y W. James, The Varieties of Religions Experiences, Nueva York, 1902.
33.- Por ejemplo, sir James Jeans, en The Mysterious Universe, Cambridge, 1931, hace la siguiente conjetura: “El viejo dualismo de mente y materia… parece probable que desaparezca, no porque la metería se tornen, de algún modo, más vaga o insustancial que hasta el presente, ni porque la mente se resuelva en una función de la labor mental, sino porque la materia sustancial pasa a ser el resultado de una creación y manifestación mental.
34.- En virtud de haberse asentado aquí esta opinión, el editor también presentó atención a otra opinión similar registrada por el doctor C. D. Broad en The Mind and its Nature, Londres, 1925. Admitiendo la posibilidad lógica del perpetuo progreso metal de la raza humana, el doctor Broad sugiere que aquél “depende de que tomemos conocimiento y control adecuado de la vida y de la mente antes que, al combinarse la ignorancia sobre estos temas con el conocimiento de la física y química, naufrague el sistema social todo. Es imposible predecir cuál de los competidores de esta muy interesante carrera ganará. Pero física y muerte llevan larga ventaja a psicología y vida”.

XII. DOCTRINAS EXOTÉRICAS vs. DOCTRINAS ESOTÉRICAS.

     No sólo nuestra ciencia occidental, en la actualidad, nos deja en la ignorancia en relación con los más grandes problemas humanos, sino que nuestra teología occidental, cuya principal preocupación incluye estos mismos problemas, en gran medida partió de esos métodos yogas para alcanzar percepción espiritual que dieron carácter científico a la Cristiandad Primitiva, más particularmente a sus Escuelas Gnósticas, ahora consideras como “heréticas”. Y esa forma de comprensión puramente intelectual, más que gnósticas (i.e. sabedora), de las doctrinas religiosas, que hoy en día conduce al titulo mundano de doctor en teología, obispo, o papa, jamás fue considerada por los Sabios de Oriente como suficiente para facultar a su dueño para que se convierta en maestro de religión. Simplemente creer que una religión es verdadera, y dar apoyo intelectual a su credo y teología dogmática, y Buda y el Gran Símbolo lo manifestaron35.
     Aquí se aprecia una de las diferencias fundamentales que separa a las religiones que se basan en esencia sobre profesiones de fe y espiritualidad declaradas infalibles y omni-suficientes para la salvación de la humanidad, y las doctrinas secretas que dependen del conocimiento de la Verdad antes que de la creencia no comprobada científicamente.
     Por un lado, vemos iglesia y sacerdocios altamente organizados y, en muchos casos, apoyados y dirigidos en el orden nacional, empeñados en promulgar doctrinas, formuladas dogmáticamente por concilios eclesiásticos, cuyos miembros están obligados a aceptarlas bajo pena de excomunión. Por otro lado, vemos un cuerpo de enseñanza (preservadas mediante transmisión secreta más bien que por biblias) que sus maestros rehúsan haberlas aceptado de modo meramente intelectual, sin organización eclesiástica convencional o legalizada, ni forma alguna de fe distinta de la que cada hombre de ciencia tiene ante la posibilidad de descubrir hechos mediante minuciosa experimentación.
     En Occidente, y raramente en Oriente, la mera aceptación intelectual de una religión llevó a inhibir o desalentar la libertad de pensamiento. La investigación racionalista y la comprobación científica de lo que la iglesia y sacerdotes ortodoxos declararan como verdadero, sin saber si es cierto o no, sufrieron, hasta hace muy poco, el agobio de graves consecuencias.
     En parte por no confiar en esa tiranía eclesiástica, pero más en especial para preservar el conocimiento de los arcanos de su mal uso por parte del no iniciado espiritualmente, las doctrinas superiores o secretas que subyacen en la raíz recóndita de todas las religiones claves del mundo, siempre y hasta hoy se transmitieron a través de unos pocos escogidos. La forma de esta transmisión varía, como lo explican nuestros textos. A veces es completamente telepática, otras veces enteramente simbólica, a menudo sólo oral, y nunca depende por entero de documentos escritos. Un sistema similar de transmisión secreta prevaleció en todos los Misterios de la Antigüedad, en Egipto, Grecia y Roma, así como también en cualquier sitio donde establecieran los Misterios, como lo hicieron los druidas en Galia, Bretaña e Irlanda. En la actualidad prevalece en las ocultas fraternidades de la India y del Tíbet, y en otras partes. Existen restos de antiguo ocultismo entre las rezas aborígenes de ambas Americas, de África, Melanesia, y Polinesia, bajo la forma de sociedades religiosas secretas. Algunos de los lamas e hindúes más esclarecidos en cuanto a ocultismo creen que ningún pueblo no siquiera el más degenerado no el menos evolucionado culturalmente, desde que el hombre habitó en este planeta, existió sin algún fragmento de la tradición secreta de los Grandes Sabios36.
     Los mismos gurus nos cuentan que su método real de transmisión de las doctrinas secretas es tan antiguo como el hombre pues en ninguna generación de las que hubo hasta el presente, entre los millones de seres encarnados, habrán sido muy pocos los que no se enamoraron del mundo, al menos en cierta medida. Y es siempre la multitud enamorada de lo mundano la que se satisface la creencia antes que con la práctica y realización de la religión.

35.- Cf. “Los Diez Errores Graves (del Devoto Religioso)”, aforismo 4 y 8.
36.- En relación con esta parte de nuestra Introducción General habrá que remitirse a la Parte II, concerniente a Simbolismo, en la Introducción de El Libro Tibetano de los Muertos, en especial onde se enfoca el Budismo “Esotérico”.

XIII. LA TRADUCCIÓN Y EDICIÓN DE LOS TEXTOS.

     Cada uno de nuestros siete libros se halla precedido de una introducción especial, donde se da la historia del manuscrito o impreso sobre el que se basa la traducción. Como en el caso de El Libro Tibetano de los Muertos, la traducción de los presentes textos fue realizada en Gangtok, Sikkim, por el extinto lama Kazi Dawa Samdup, secundado por el editor, durante los años 1919 y 1920.
     En general, la versión es tan literal como lo permiten las estructuras ideológicas de las dos lenguas, o el ajuste a un inglés literario. Sin embargo, no sin frecuencia, fue menester apartarse de una traducción ad-litteram, a fin de presentar de un modo inteligente el real significado que un lama extraería de ciertas frases más o menos técnicamente estructuradas. También a menudo fue preciso llenar el significado implícito (o tácito) de ciertos términos técnicos o abreviados contenidos en los tetos tibetanos. Cada uno de estos casos, al igual que las interpolaciones empleadas de modo parecido, se señalan en la traducción con corchetes. Además, la numeración de los párrafos y partes de os textos, es también un añadido nuestro para facilitar las anotaciones.
     Traducir nuestro idioma europeo a cualquier otro es, mucho más fácil que volcar en buen inglés al tibetano altamente filosófico, que no sólo es meramente profundo en su significado sino también, a menudo simbólico. Incluso para un instruido laico tibetano no familiarizado con el florido y con frecuencia esotérico lenguaje del lamaismo y no muy versado en esa forma de tantricismo que modela el tópico de algunos de nuestros textos, resultaría imposible una comprensión completa de sus doctrinas.
     La versión de los colores fonéticos del tibetano a los equivalentes del inglés es asimismo una tarea de cierta dificultad, pues aun no existe entre los eruditos un método tipo generalmente adoptado.
     En las notas se brindan sugerencias sobre cómo el yogin occidental que las prefiera aplicar prácticamente las formas de las civilizaciones silícicas, tal cual lo prescriben los diversos textos, con preeminencia de las transliteradas o anglicadas sobro las originales tibetanas.
     Si el traductor hubiera vivido como para leer las pruebas de galeras [versiones preliminares] de este volumen, todos los errores que escaparon a la prolijidad del editor sin duda se habrían corregido. Asimismo, las traducciones habrían sido sometidas a la revisión del traductor. Por ello, en algunos casos, han de resultar, con toda probabilidad menos tácticamente correctas que como aquél las hubiera dejado.
     No sólo la nuestra, sino toda versión del tibetano a idioma europeo es, en esta generación, pionera en cuanto a carácter. Posiblemente en años venideros las traducciones registradas en este volumen sean sometidas a revisión, como con las primitivas versiones de la Biblia y de otros Libros Sagrados.
Sin embargo, ningún erudito de esta época, ni de Oriente ni de Occidente, se halló más capacitado para la muy difícil labor de traducir estos textos en inglés inteligible que el extinto lama Kazi Dawa Samdup. El fue un iniciado de la mística Escuela Kargyüpa (de la que deriva la mayor parte de nuestros textos), fundada por Marpa y por el ilustre yogin-poeta Milarepa. Además, conocía prácticamente la Filosofía Yoga en especial la forma desarrollada en las enseñanzas (que subyacen en cada uno de nuestros siete Libros) de la Yoga-carya (i. e. Contemplativa) Escuela del Maháyana, en la que tuvo peculiar iniciación cuando, en su juventud, renunció al mundo y vivió cerca de su gurú, como ermitaño, en las montañas de Bhutan. En el Libro Tibetano de los Muertos, y en el Gran Yogi Milarepa de Tíbet, puede hallarse un breve relato de la inusual carrera del lama. Este volumen es complemento de aquellas dos obras y ha de estudiarse con respecto a ellas, más en especial con la segunda, que contiene una amplia exposición, del mismo Milarepa, sobre las prácticas yóguicas, en virtud de lo cual se dijo que alcanzó el Estado Búdico en una sola vida.
     De manera que los lectores de este volumen han de estar reconocidos al extinto lama Kazi Dawa Samdup, por la erudita y simpática presentación de una de las más profundas doctrinas y tradición secreta del Tíbet. Y el editor nuevamente formula su agradecimiento y respeto que el discípulo siempre debe a su preceptor espiritual.

XIV. LA UNIDAD Y VALOR PRÁCTICO DE LOS TEXTO.

     Los siete Libros que abarca este volumen se hallan dispuestos en un orden definido de secuencia. En todas las Escuelas de Yoga el neófito, al comienzo del Sendero, debe conocer las normas y reglas que rigen la carrera yóguica que se ha escogido; y éstas se hallan expuestas en el Libro I. en el Libro II el yogin es enfrentado con el gran problema de la naturaleza de la mente y de la Realidad. Si lo resuelve de acuerdo con la guía allí ofrecida, habrá alcanzado el dominio de sus poderes mentales, y de sí mismo. Luego, dotado de percepción Bódica, puede, sin peligro, intentar las prácticas yóguicas más especializadas, expuestas en el Libro III. De éstas, la más difícil y peligrosa es la sexta, a saber, la transferencia de la conciencia mundana; y esto se expone en mayor detalle en el Libro IV. En el Libro V se introduce al yogin en un método yóguico oculto de alcanzar el estado mental del no-ego, o impersonalización, que es gran medida pre-budista. Nadie, salvo el yogin muy cuidadosamente preparado y guiado por el gurú debe intentar este yoga. El Libro VI enseña la doctrina secreta de las Cinco Sabidurías. Y en el Libro VII se expone ante el yogin la esencia de la más transcendental de todas las enseñanzas mahayánicas para su profunda meditación y realización. Si el buen karma del yogin le permitiese progresar en el Sendero hasta este punto, habrá logrado tan clara percepción intuitiva de la verdadera naturaleza del universo de las apariencias fenoménicas circundantes, y de la mente, que ya no se identificará con la multitud, pues saldrá de la Cueva de la Ignorancia hacia la despejada Luz del Correcto Conocimiento.
     Así enfocado, este tratado tiene unidad. Cada una de sus siete partes es, sin embargo, completa en sí misma, y puede estudiarse independientemente de todas las demás. Por ello, el lector corriente probablemente se incline a concentrar su estudio en uno o más de los Libros antes que en el tratado total, de acuerdo con sus tendencias mentales. Con todo, si en esta encarnación se siente capacitado como para emprender la muy difícil tarea de recorrer hasta el fin el Sendero Supremo del Bodhisattva, al estudiar juntos los siete Libros extraerá de ellos un auxilio de máximo valor y eficiente carácter.

XV. EL NUEVO RENACIMIENTO Y LOS MAESTROS DE LA SABIDURÍA.

     Casi imperceptiblemente cerca de un siglo, y más en especial dentro de los últimos cincuenta años, el pensamiento superior de Occidente fue modificado en profundidad por influencias claramente Orientales. La cristiandad de la tradición ortodoxa sintió estos frescos impulsos espirituales, y como producto de ellos, no menos que de los revolucionarios efectos de la ciencia, llegó en la actualidad una de las más serias crisis de su historia. Así como el Renacimiento de los siglos XIV a XVI arrolló la Filosofía Escolástica y restauró para Europa la gran literatura y arte de la antigua Grecia, y preparó el camino para la Reforma y la nueva era de la incondicional evolución científica, de igual manera hoy en día, existen ideas de profunda influencia, similar a las nacidas en Oriente, que prometen una Reforma más vasta y cabal que la puesta en movimiento por Martin Lutero.
     La luz débilmente reflejada desde el Oriente, transmitida por medio de los filósofos platónicos y árabes de Renacimiento del Occidente medieval. En la actualidad la fuerte Luz directa del Oriente está remodelando la vida religiosa de Europa y ambas Américas, afectando, de modo no despreciable, el pensamiento de los hombre de ciencia en todos os centros occidentales de investigación.
     En la reunión de 1933 de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, se consideró la probabilidad científica de existencia de seres inteligentes mucho más evolucionados que el hombre; o, en otras palabras, como lo expusimos en la Introducción a El Gran Yogi Milarepa del Tíbet, en 1928, la teoría de que el hombre necesariamente no representa la culminación de la evolución orgánica. Con similar intención se expuso ante los científicos reunidos que pueden existir estados desconocidos del ser en los que la conciencia trascendente existe independientemente de todos los organismos físicos o corporales. Las conjeturas de este carácter por parte de los hombre de ciencia de Occidente, por supuesto tienden rápidamente tienden a dar sanción científica a las mismas teorías que subyacen en todo este tratado. Es más que posible que, dentro de unas pocas generaciones más de avance científico, la Asociación Británica dará su bienvenida a sus socios, los Sabios del Oriente.
     Entonces, en esa gloriosa Nueva Era de comprensión y respeto mutuos, restablecidos entre Oriente y Occidente, en no menor grado se descubrirá que el saber meticulosamente custodiado de las mentes maestras del Tíbet ampliara el de las de la India, y ayudará a guiar al mundo occidental hacia una más clara captación de las antiguas, aunque siempre nuevas, verdades concernientes al hombre y al lugar que ocupa en el Esquema Universal, que, desde tiempo inmemorial, han constituido la imperecedera Luz del Oriente.
     Fue con ese espíritu de ayuda y deseo personalmente desinteresado de prestar servicio al mundo que el existo lama Kazi Dawa Samdup puso su sabiduría superior y sus maravillosos poderes de interpretación a disposición del editor y, de ese modo, hizo posible el legado de estas traducciones a los pueblos de Occidente. Así, añadiendo El Libro Tibetano de los Muertos y El Gran Yogi Milarepa del Tíbet, y en cumplimiento de su promesa dada al traductor, su gurú, muchas de las más esenciales y hasta ahora secretas doctrinas pertenecientes al Gran Sendero de los Bodhisattvas se se documentan en este volumen, quedando al alcance en esta versión, de todos aquellos que, como el traductor y el editor, reverencian a los Grandes Maestros del Camino hacia el Nirvana.
     Es debido a Estos Grandes, como Buda, que renunciaron y conquistaron al Mundo y la personalidad mundana, que la vida de la humanidad sobre la tierra se elevó sobre la Oscuridad de la Ignorancia hacia la Luz de la Realidad y de la Divina Bienaventuranza y se reveló el Sendero hacia la Evolución Superior del Hombre. En verdad, sin Ellos, la humanidad estaría prisionera, sin esperanzas, en la Sensualidad, y no existiría vía de escape para los peregrinos del Sangsára, que marchan con el sufrimiento por compañía.


Walter Evans-Wentz and Lama Kazi Dawa Samdup photographed circa 1919.jpgDel lbro:: YOGA TIBETANO Y DOCTRINAS SECRETAS
 Editorial: Kier
Kazi Dawa Samdup, traductor.

Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.

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