YOGA TIBETANO y DOCTRINAS SECRETAS: LIBRO I. * LAS DIEZ COSAS INNECESARIAS. * LAS DIEZ COSAS MÁS PRECIOSAS. * LAS DIEZ COSAS IGUALES.
XXIII. LAS DIEZ COSAS
INNECESARIAS.
- Si se comprendiera la vana naturaleza de la mente, ya no sería necesario escuchar n meditar sobre las enseñanzas religiosas26.
-
Si se comprendiera la naturaleza sin mancha del intelecto, ya no sería necesario buscar la eliminación de los oscurecimientos27.
-
Y la eliminación tampoco es necesaria para quien mora en el Estado de la Inmovilidad Mental.
-
Para quien ha alcanzado el Estado de la Pureza Sin Mezcla, no hay necesidad de meditar sobre el Sendero ni sobre los métodos para recorrerlos, [pues ha llegado a la Meta].
-
Si se comprendiera la naturaleza irreal [o ilusoria] de las cogniciones, no sería necesario meditar sobre el estado de no-cognición28.
-
Si se comprendiera la no-realidad [o naturaleza ilusoria] de las oscuras pasiones, no sería menester buscar su antídoto.
-
Si se supiera que todos los fenómenos son ilusorios, no sería menester buscar ni rechazar nada29.
-
Si se comprendiera que el sufrimiento y el infortunio son bendiciones, no sería necesario buscar la felicidad.
-
Si se comprendiera la no-nacida [o increada] naturaleza de la propia conciencia, no sería necesario practicar la transferencia de la conciencia30.
-
Si sólo se buscase el bien de los demás en cuanto se realiza, no sería necesario ir en pos del propio beneficio.
Estas son las Diez Cosas
Innecesarias.
26.- La comprensión de la vana
naturaleza de la mente se logra a través del dominio yóguico
de la Doctrina del Vacío, que demuestra que la Mente, la Realidad
Última, es la fuente nouménica de todos los fenómenos; y que, al
ser no sangsárica (i. e. no dependiente para su existencia de
apariencias objetivas, ni siquiera de formas-de-pensamiento ni de
procesos-de-pensamiento), es lo Sin-Cualidad, lo Sin-Atributos y, por
lo tanto, el Vacío. Una vez que llega a esta conclusión, el yogin
ya no necesita escuchar ni meditar sobre las enseñanzas religiosas,
pues éstas son meramente guías para la gran meta del yoga
que ha alcanzado.
27.- De acuerdo con El
Despertar de la Fe, de Ashvaghosha, uno de los ilustres
expositores del Mahayána: “La mente desde el principio es de
naturaleza pura, pero debido a su aspecto finito que se halla
manchada por enfoque finitos, surge su aspecto manchado. Y aunque
esta mancha exista, con todo, su original naturaleza pura permanece
eternamente invariable”. Tal como agrega Ashvaghosha, sólo un
Iluminado, quien ha captado la impoluta naturaleza de la mente (o
intelecto) primordial, puede comprender este misterio. (Cf. la
traducción de Timothy Richard de El Despertar de la Fe (The
Awakening of Faith) Shanghai, 1907. De modo que, para quien conoce
que las impurezas del mundo son, como el mundo, sin realidad alguna,
por resultar parte de la Gran Ilusión, ¿qué necesidad existe de
que le absuelva de pecado? De modo parecido como lo enseña el
siguiente aforismo, “para quien mora en el Estado de la Inmovilidad
Mental” que es el el Estado de la Iluminación, todos esos
conceptos ilusorios de la mente finita, como pecado y absolución, se
desvanecen como niebla matutinas cuando sale el sol.
28.- Aquí nuevamente resulta
esencial para la correcta comprensión de este aforismo remitirse a
la Doctrina del Vacío [de la Mente]. El Estado de No-Cognición,
también denominado Estado Verdadero [de la Mente], es un estado de
conciencia in-modificada comparable a un calmado e infinito océano.
En el estado in-modificado de la conciencia, inseparable de la mente
en su aspecto micorcósmico o finito, este océano parece
ilusoriamente perturbado por olas, que son los pensamientos ilusorios
nacidos de la existencia sangsárica. Como asimismo nos lo dice
Ashvaghosha en El Desertar de la Fe, traducción de
Richardson: “Debemos saber que todos los fenómenos son creados por
las nociones imperfectas en la mente finita; por lo menos son creados
por las nociones imperfectas en la mente finita; por lo tanto, toda
experiencia es como un reflejo en un espejo, sin sustancia, sólo un
fantasma de la mente. Cuando la mente finita actúa, entonces surge
toda clase de cosas; cuando la mente finita cesa de actuar, entonces
cesan todas las cosas”. Relacionado con la captación del
Verdadero Estado, en el que la mente está en estado de quietud y
vacía de procesos-del-pensamiento y conceptos de la mente finita, el
yogin comprende la naturaleza irreal de las cogniciones, y ya
no tiene necesidad de meditar sobre el Estado de la No-Cognición.
29.- Pues de acuerdo con la
Doctrina de Maya (o ilusión, nada que tenga existencia ilusoria, o
fenoménica, es real.
30.- La conciencia, o mente, al
ser primordialmente Innata, Increada, en realidad no puede
transferirse. El término transferencia uno sólo puede aplicarlo a
la conciencia en su aspecto finito o microcósmico, como el puesto de
manifiesto en el Sangsára, o Reino de la Ilusión. Para el
No-Nacido, en el Estado Verdadero, en el que se trasciende el
Sangsára, el tiempo y el espacio, que por completo pertenecen
al Reino de la Ilusión, carecen de existencia. ¿Cómo puede
entonces transferirse el Innato, dado que no existe punto alguno al
que pueda referírselo? Habiendo captado esto, de que lo nouménico
no puede enfocarse como fenoménico, no es requisito practicar la
transferencia de conciencia. El Libro IV, al estar consagrado por
completo a la exposición de la Doctrina de la Transferencia de
Conciencia, proporciona un ulterior comentario sobre este aforismo.
31.- La humanidad, al ser un
organismo unificado, a través del cual la Mente Única halla su más
elevada expresión sobre la tierra, cualquiera que sea la acción que
un miembro ejerza sobre otro, sea buena o mala, inevitablemente
afecta a todos los demás miembros. Por lo tanto, al igual que en el
sentido cristiano, el hacer bien a los demás es hacerse bien a uno
mismo.
XXIV. LAS DIEZ COSAS MÁS
PRECIOSAS.
- Una vida humana libre y bien dotada es más preciosa que infinidad de vidas no-humanas en cualquiera de los seis estados de la existencia32.
-
Un sabio es más precioso que multitud de personas no-religiosas y de mentalidad mundana.
-
Una sola doctrina exotérica es más preciosa que innumerables doctrinas exotéricas.
-
Un solo vislumbre momentáneo de la Sabiduría Divina, nacida de la meditación, es más preciosa que cualquier cantidad de conocimientos derivados del mero escuchar enseñanzas religiosas y meditar acerca de ellas.
-
La mínima cantidad de mérito consagrado al bien de los demás, es más preciosa que cualquier cantidad de mérito consagrado al propio beneficio.
-
Experimentar, aunque sea momentáneamente, el samádhi en al que todos los procesos del pensamiento se hallan en estado de inmovilidad, es más precioso que experimentar ininterrumpidamente el samádhi en el que los procesos del pensamiento están aun presentes33.
-
Disfrutar de un simple momento de dicha Nirvánica es más precioso que disfrutar cualquier momento de dicha sensual.
-
La infinita buena acción cumplida sin egoísmo es más preciosa que innumerables buenas acciones efectuadas con intenciones egoístas.
-
Renunciación a todo lo mundano [hogar, familia, amigos, propiedad, fama, duración de la vida, e incluso salud] es más precioso que ejercer la caridad mediante la entrega de riquezas mundanas inconcebiblemente vastas.
-
Una vida pasada buscando la Iluminación es más preciosa que todas las vidas de una eternidad gastadas en mundanos propósitos.
Estas son Las Diez Cosas
Más Preciosas.
32.- Los seis estados o
regiones de la existencia sangsárica son: 1) los mundos de
los devas; 2) el mundo de los asuras (o titanes); 3) el
mundo humano; 4) el mundo de los animales; 5) el mundo de los pretas
(o espíritus infelices); 6) el mundo de los infiernos.
33.- Hay cuatro estados de
dhyana, o samádhi (meditación profunda). El estado
supremo es aquél en el que el yogin experimenta esa dicha
estática que se logra mediante la realización de la condición
inmutable de la mente primordial. Este estado se designa como Estado
Verdadero, vacío de todos los procesos de formas de pensamiento
sangsáricas de la mente en su aspecto modificado o finito.
En la etapa inferior, o primera, del samádhi, en el que no se
alcanzó el cese completo de estos procesos de formas de pensamiento,
el yogin experimenta un género incomparablemente inferior de
éxtasis, sobre el cual se previene a los novicios que no lo
confundan con el estado superior.
XXV. LAS DIEZ COSAS
IGUALES.
- Para quien se halla sinceramente consagrado a la vida religiosa, es lo mismo abstenerse o no de las actividades mundanas34.
-
Para quien ha comprendido la naturaleza trascendental de la mente, es lo mismo meditar o no35.
-
Para quien se ha liberado del apego al lujo mundano, es lo mismo practicar el ascetismo o no.
-
para quien ha captado la Realidad, es lo mismo morar en soledad en una aislada cumbre o vagar por doquier [como un bhikshu].
-
Para quien ha alcanzado el dominio de su mente, es lo mismo participar o no de los placeres del mundo.
-
Para quien está dotado de la plenitud de la compasión, es lo mismo practicar la meditación en soledad o trabajar por el bien de los demás en medio de la sociedad.
-
Para quien es dueño de inconmovibles humildad y fe [para con su gurú], es lo mismo morar con su gurú o no.
-
Para quien entiende integramente las enseñanzas que ha recibido, es lo mismo encontrarse con buena que con mala fortuna.
-
Para quien abandonó la vida mundana y emprendió la práctica de las Verdades Espirituales, es lo mismo observar o no códigos de conducta36.
-
Para quien ha alcanzado la Sabiduría Sublime, es lo mismo poder ejercer o no poderes milagrosos.
Estas son Las Diez Cosas
Iguales.
34.- Vale decir, como lo enseña
el Bhagavad Gita, para quien se halla sinceramente consagrado
a la vida religiosa y totalmente libre de apego a los frutos de sus
acciones en el mundo, es lo mismo abstenerse de las actividades
mundanas o no, en la medida en que tal desinterés no produce
resultados kármicos.
35.- La meta de meditación
yoga consiste en comprender que únicamente la mente es real,
y que el verdadero (o primordial) estado de la mente es el estado
mental inmutable, vacío de todos lo procesos del pensamiento, que se
experimenta en el samádhi supremo; y una vez que se alcanza esta
meta, la meditación ha cumplido su propósito y ya no resulta
necesaria.
36.- En todas sus relaciones
con la sociedad humana, el yogin se halla libre de seguir o no los
convencionalismos. Lo que la multitud considera moral, él puede
considerarlo inmoral, y viceversa.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.
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