YOGA TIBETANO y DOCTRINAS SECRETAS. LIBRO III.La doctrina de la Clara Luz.La doctrina del estado post-mortem. La doctrina de la transferencia de la conciencia
V. La doctrina de la Clara
Luz
La
Clara Luz, en su aspecto principal, simboliza la incondicionada y
pura Conciencia Nirvánica,
la trascendente y Supramundana Conciencia de uno Plenamente
Despierto. Es un Resplandor Místico del Dharmakáya, de la
Conciencia Nirvánica libre de todo oscurecimiento sangsárico o
condicionado. No puede ser explicada; sólo puede ser conocida; y
conocerla implica conocer el Eso de todas las cosas. Al ser
incolora, o carente de cualidades, es la Clara Luz; al carecer de
limitaciones, es la Inteligencia Omni-Penetrante; al ser
incognoscible en términos de conciencia sangsárica, y carente de
formas, es el Vacío Indefinido.
La
Clara Luz es por un instante experimentada por todos los seres
humanos en el momento de morir; por los maestros del yoga
incesantemente por los Budas. La percepción consciente del la Clara
Luz, durante la encarnación, es sinónimo del logro del Estado
búdico. Mucho más difícil es percibir la Clara Luz tras el
proceso llamado muerte, como lo enseña El Libro Tibetano de los
Muertos. Por ello, al igual que en los Libros I y II, el gurú urge
al neófito para que no desperdicie la ocasión que le ofrece en
nacimiento para ganar el Gran Tesoro.
En las vibrantes palabras
llenas de intuición y grandeza espiritual, de uno de los Maestros de
la Sabiduría Tibetana, la Clara Luz es aludida de esta manera:
“Es
difícil alcanzar el Conocimiento de lo Indefinido. Igualmente
difícil es adquirir la emancipación del karma
y del renacimiento,
y la percepción de la Clara Luz, brillante como el resplandor
combinado de una piedra preciosa, del fuego, de la Luna, y del Sol.
De la Clara Luz nacen sus luces afines, que brillan en la Oscuridad.
De ellas deriva el resplandor y calor de la luz del Sol. De la luz
del Sol deriva la luz de la Luna; y de la Luna, manifestación
de la frialdad, deriva el Resplendor Omni-Penetrante de la Sabiduría.
Así, el Vacío fundamental, que ilumina los fenoménicos objetos de
la Naturaleza, torna visibles todos los Sistemas del Mundo8”.
8.- Como lo tradujo el extinto
lama Kazi Dawa Samdup, de un tratado tibetano conocido como Bsre-hpho
(se pronuncia: Se-pho), que significa: “Mezcla y
Transformación”.
VI. La doctrina del estado
post-mortem.
La quinta de las seis
Doctrinas, la Doctrina del Bardo, o Estado Intermedio, que
sigue a la muerte y precede al nacimiento, es una versión reducido
del Bardo Thödol (“Liberación mediante el acto de escuchar
estando en el Plano Post-Mortem”), comprendido en dos libros en el
original, y traducido y expuesto detalladamente en El Libro
Tibetano de los Muertos.
El lector observará que
la Doctrina del Bardo tal como se la presenta aquí es
completamente tanto de la Doctrina de la Clara Luz como de las
precedentes doctrinas concernientes a Maya; pues aprecia el
estado post-mortem como un mero estado onírico prolongado que
sigue y después de un estado igualmente ilusorio llamado estado de
la vida.
Tal como lo recalca
continuamente El Libro Tibetano de los Muertos, a no ser que
la persona moribunda posea, como resultado de haber practicado con
buen éxito el yoga durante su encarnación (el poder yóguico
de mantener firme en la condición post-mortem en la que surge la
Clara Luz), mentalmente se hunde, en forma gradual, y la Clara Luz de
la Realidad se desvanece de su conciencia. Luego llega para ella la
segunda muerte, la muerte post-mortem, y empieza a
experimentar el segundo Bardo.
Allí, mucho más
profundamente inmerso en las alucinatorias ilusiones surgidas del
maya que cuando se hallaba en el estado de la vida (o
vigilia), permanece durante el lapso que determine su karma.
De allí, cuando suena la hora, entra en el vientre y empieza la vida
nuevamente, aunque esclavizado por las pasiones y dominado pro la
Ignorancia.
Si,
por otro lado, la persona moribunda fuera una que en vida adquirió
pericia en el yoga,
entonces mediante un supremo esfuerzo de la voluntad, estando a punto
de expirar, entra en el supremo trance samádico,
en excelente conexión con la Clara Luz, y su muerte tiene lugar sin
que se rompa la continuidad de la conciencia. De esa manera, a
diferencia del no iluminado, trasciende el desvanecerse en la
conciencia, que normalmente acompaña la separación entre el
principio de la conciencia y el cuerpo del plano-terrenal
en el momento de morir. Ningún
maestro del yoga
muere jamás de la manera normal, a menos, tal vez, que lo maten
súbita e inesperadamente; meramente abandona la forma física que
vino a reconocer como si no
fuese nada más que una vestimenta
para ponerse o sacarse a voluntad, con plena conciencia e inmerso en
la condición estática de la mente en la que la Clara Luz brilla
por siempre. El
Bodhisattva
entra a sabiendas en el
Camino del Renacimiento en el momento auspicioso; y,
al ser de la Cuarta Orden de los Iniciados, “ingresa en la
existencia en el seno materno a sabiendas, permanece en él a
sabiendas, y sale de él a sabiendas”, como lo enseña Buda9.
Este
poderoso de vagar a voluntad, con una ininterrumpida continuidad de
conciencia, a través de todos los estados del ser ilusorio, con la
mente microcósmica a tono y en divina unicidad con la Mente
macrocósmica, es la
Meta del Dharma. El Conquistador del
Maya se convierte en un maestro de la vida y de la muerte, en una Luz
en la Oscuridad, en un Guía de los Desorientados, en un Libertador
de los Esclavizados. En el trascendente lenguaje del Gran Camino, el
Mahayána,
ya no es menester para El distinción alguna entre Sangsára
y Nirvana10.
Como un león que vaga libre sin condiciones por las montañas, El
vaga a voluntad a través de las Existencias11.
De
acuerdo con la simbología esotérica de los gurús tibetanos, el
proceso de la muerte es comparado con el de una lámpara que se
extingue por falta de aceite. Con un simbolismo similar, explican
esotéricamente los diversos fenómenos aparentes, tales como
resplandores, sonidos, y formas, percibidos por la persona cuando
muere y en el estado post-mortem.
Racionalmente
consideradas, como lo enseña El Libro Tibetano de los Muertos, todas
las visiones aparentes vistas por los moribundos son puramente
ilusorias, nada más que formas
corpóreas
alucinatorias de las formas del pensamiento surgidas del contenido
mental de quien las percibe, como resultado directo de los estímulos
psíquicos producidos por el proceso de la muerte que reacciona sobre
la mente. En otras
palabras, como resultado de la muerte, los impulsos intelectuales
asumen forma personificada en el estado onírico post-mortem.
Igualmente, durante el
proceso del renacimiento, que es el reverso de la muerte, ocurren
fenómenos paralelos percibidos en el orden inverso. Existe en
tibetano una muy vasta literatura a la cual pertenecen nuestro texto,
relativa tanto al desechar como asumir un cuerpo humano; y asimismo
mucho material descripto del estado prenatal, cuando la conciencia
está sobre protegiendo y dirigiendo el crecimiento del embrión en
el seno materno.
9.- El Samgiti-Sutra,
Digha-Nikáya, del canos Palí.
10.- Este es el tema que
subraya todo el siguiente Libro V.
11.- Cf. Expuesto en el libro
El Gran Yogi Milarepa del Tibet.
VII. La doctrina de la
transferencia de la conciencia
La última de las Seis
Doctrinas, concerniente al arte de transferir la conciencia
(tibetano: rnampar-er-pa, sáncrito: vijñána-skandha);
se llama en tibetano Powa y el Powa es una de las más
celosamente guardadas prácticas secretas yóguicamente del
Tíbet, al igual que de la India, más en especial con respecto a su
aplicación práctica por parte del yogin cuando aún está
encarnado. La Introducción del Libro IV, que sigue, aclarará esto.
En nuestro texto el arte se expone principalmente para beneficio del
yogin mismo. La segunda mitad de la más larga versión del
Powa en el Libro IV, expone la doctrina en su aspecto ritual,
para su aplicación por el oficiante por medio de una persona a punto
de morir o recién fallecida. Por lo tanto, es preferible que
nuestros dos textos del Powa se estudien juntos.
El buen éxito en a
transferencia del principio de la conciencia depende de la pericia en
el Kundalini Yoga. En el Jetsün-Kahbum, el proceso
mismo se “asemeja a un pájara que vuela fuera de un tragaluz
abierto12”, siendo el tragaluz la Apertura de
Brahma, situada en la coronilla, en la sutura sagital, sobre la que
se articulan los dos huesos parietales, abiertanpor medio de la
práctica yóguica que parte del cuerpo, ya sea permanentemente al
morir o temporalmente durante el ejercicio del arte por parte del
yoga. Es a través del dominio del Powa que el Gran
Yogin trasciende los procesos normales, abandonando
voluntariamente su viejo y gastado cuerpo y tomando uno nuevo, sin
sufrir interrupción alguna en la continuidad de su conciencia. En
el sentido esotérico implicado por el iniciado cristiano San Pablo,
la tumba de esa manera pierde su aguijón y la muerte su victoria; y
el Gran Yogin se convierte verdaderamente en el Conquistador,
tanto de la Muerte como de la Vida.
12.- Cf. Expuesto en el libro
El gran Yogi Tibetano del Tíbet.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que
alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimidad.
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