YOGA TIBETANO y DOCTRINAS SECRETAS. LIBRO IV. V. La tradición secreta y su sobrevivencia.PRECEPTOS del CANON TIBETANO. EL SENDERO de la TRANSFERENCIA: El YOGA de la TRANSFERENCIA de CONCIENCIA. PARTE 1: el Profundo camino de la Transferencia de la Conciencia: “La SEMILLA del CORAZÓN”. Visualización de la Vajrayogini y los Gurús
V. La tradición secreta y
su sobrevivencia.
El Trongjug
parece ser el aspecto más trascendental de la tradición secreta
concerniente a la transferencia de la conciencia, de la cual nuestros
dos texto, titulados Powa, son fiel representación. Como lo
explican nuestras notas del texto de El Gran Yogi Milarepa del
Tíbet, el Powa encara la transferencia yóguica de
la conciencia mundana (o sangsárica) dentro del Sangsára, mientras
que el Trongjug, en su más recóndito carácter, parece
enfocar la transmutación yóguica de la conciencia mundana dentro de
la conciencia superior, donde todas las cosas se perciben como maya,
o ilusión. De modo acorde, el Trongjug, en su aspecto más
trascendental, probablemente implique el cambio de la conciencia que
está fuera de este mundo, liberada de la Ignorancia, al Nirvana –lo
No Derivado, Informado, No-Hecho, que está más allá del Sangsára.
Hasta nuestros días,
como lo sugiere nuestro texto, el arte secreto de trasferir la
conciencia humana, durante la vida o en el instante de morir, aun
sobrevive, tanto en Indostán como en el Tíbet; y sus adeptos
todavía se ajustan estrictamente a la norma que regula su
trasmisión. Entre los hindúes, como entre los budistas
mahayánicos, existen muchas tradiciones ocultas y extrañas relatos
referidos a su aplicación práctica. Así, como otro ejemplo de
esta índole, está el relato de cómo Shankaracharya, famoso
exponente de la filosofía vedántica, a fin de eludir el empleo de
su propio cuerpo yóguicamente purificado y altamente
disciplinado para estudiar de forma experimental la ciencia del amor
sensual, animó el cuerpo de un rey hindú llamado Amaruka que recién
había fallecido, y tras adquirir el conocimiento necesario, retornó
a su propio cuerpo que, todo el tiempo, había yacido en estado de
trance de animación suspendida custodiado por sus discípulos.
Con el complemento de la
necesidad de un guía personal de quien alcanzó destreza en el Powa
o Trongjug, si por ventura el discípulo demuestra ser digno
receptáculo de la ciencia divina y tiene el don del buen karma
de encontrar al gurú correcto, nuestros textos resultarán fieles a
la antigua tradición, aunque faltando –ex profeso– los detalles.
Pero sin esa guía, o sin la integral preparación yóguica
que los textos implican, el yogin bajo ninguna circunstancia
ha e intentar experimentar con cualquiera de estas prácticas de
transferencia de la conciencia. Si se formulase la pregunta “¿Por
qué no?”, he aquí la respuesta.
Como se dijo antes, este
yoga es nada menos que el arte de producir a voluntad, por
parte del adepto, el mismo efecto que naturalmente se experimenta en
el proceso llamado muerte. Proyectar el principio de conciencia en
el cuerpo sutil (o “astral”) es la más peligrosa de todas las
prácticas yóguicas. El texto mismo sugiere que la mera
práctica de este arte tiende a debilitar el poder del cuerpo carnal
de resistencia a la disolución, por lo que son necesarias prácticas
yóguicas compensatorias.
Si una desgracia se
abatiese sobre el yogin que practica el Powa, puede
encontrarse incapaz de volver a ser dueño a ser dueño de su vacante
cuerpo del plano terreno, ya sea debido a una inesperada interrupción
de la conexión magnética entre los dos cuerpos en cuyo caso se
produce la muerte; o debido a alguna otra entidad humana o no humana,
que se apoderó de él. El primero de los relatos yóguicos
antes narrados sirve de ilustración de este último peligro.
Por otra parte, cuando el
yogin efectúa el rito del Powa a favor de quien está
muerto, puede, en circunstancias extraordinarias de necesidad,
proyectar su propio principio de conciencia, corporizado principio de
conciencia del difunto. Esto da por resultado el despertar del
difunto si estuviera –como es muy posible que lo esté– en el
estado de somnolencia que sigue inmediatamente al proceso de la
muerte en el caso de todas las personas salvo quienes son maestros de
yoga. Tras así haber sido despertado en el Bardo (o
“astral”) se le hace comprender al difunto la necesidad de
ejercitar sus propios poderes yóguicos, si, por fortuna,
desarrolló alguno ante de su deseo.
Sin embargo, el yogin
que cumple ritos mortuorios, de acuerdo con el Bardo Thödol,
por lo general no proyecta de ese modo su conciencia, y tiende a
actuar desde el plano humano directamente sobre el principio de
conciencia del moribundo o recién fallecido. Si la persona está
muriendo, el yogin emplea una suerte de sugestión yóguica
enderezada a guiar al moribundo a través del estado intermedio,
entre la muerte y el renacimiento. Cuando ya se produjo el deseo, el
yogin dirige el avance del principio de conciencia en el Bardo
por medio de la telepatía.
Desde el punto de vista
de la investigación psíquica, el Powa parece incidir
directamente sobre lo que se conoce como fantasmas. Pues el maestro
de Powa individualmente nos diría que todos los fantasmas
pueden explicarse de acuerdo con dos categorías: 1) como
visualizaciones proyectadas inconscientemente por quien las recibe
como alucinaciones, en respuesta a estímulos producidos
telepáticamente por un agente externo, humano o no humano, encarnado
o desencarnado; o 2) como reales proyecciones “astrales” de los
denominados muertos o vivos3.
Tales son, en bosquejo,
las tradiciones, las prácticas, la interpretación del gurú y las
advertencias concernientes a este yoga.
3.- Gran parte, si no
toda la evidencia relativa a los fantasmas registrada en Occidente es
dable explicarla de acuerdo con este criterio oriental.
PRECEPTOS del CANON
TIBETANO.
“Una y otra vez
buscando la existencia, una y otra vez entran en el vientre; los
seres vienen y van; a un estado de la existencia le sucede otro”.
* * * * *
“El hombre sabio con su
celo, virtud y pureza, se convierte en una isla que ninguna creciente
puede sumergir”.
* * * * *
“Levantate, comienza una
nueva vida, vuélvete hacia la Doctrina del Buda, pisotea las huestes
del Señor de la Muerte como un elefante hace lo propio con una casa
de barro”.
* * * * *
“El mejor conocimiento
es el que capacita a uno a poner fin al nacimiento y a la muerte, y a
alcanzar a liberarse del mundo”.
* * * * *
“Así como el agua del
Ganges fluye rápidamente y se vacía en el mar, de igual modo, quien
camina por el liso sendero del entendimiento perfecto arribará al
cese de la muerte”.
* * * * *
“Quien no sea dueño de
firmeza mental no puede comprender la Santa Ley; el creyente
inconstante no puede alcanzar la Perfecta Sabiduría”.
* * * * *
“Los sabios, que poseen
memoria, diligencia, y entendimiento perfeccionados, por medio de su
sabiduría libera su mente de todo error”.
* * * * *
Del Udanavarga
(según versión inglesa de W.
W. Rockhill)
EL SENDERO de la
TRANSFERENCIA:
El YOGA de la TRANSFERENCIA
de CONCIENCIA.
PARTE 1: el Profundo camino
de la Transferencia de la Conciencia:
“La SEMILLA del CORAZÓN”.
[El
Refugio]
1) Primero viene el Refugio:
“En el Gurú Divino,
personificación de toda Protección,
tomo refugio desde
ahora hasta que sea alcanzada la Esencia de la Perfección.
Oh
vosotros, seres sangsáricos, en cantidad innumerables1,
dedicad vuestra mente
al Divino Camino de los Buenos Deseos para entraran
en la Perfección”.
1.-
Literalmente: “que carecen de centro o circunstancia”.
[Visualización de la
Vajrayogini* y los Gurús]
2)
Las imágenes [creadas]
mentales, para uso propio, son las siguientes:
Deja
que la idea que comúnmente se sostiene acerca del cuerpo2
se desvanezca en la vacuidad del espacio, y deja que el no obstruido
resplandor de tu conciencia brille como Vajrayogini, su cuerpo rojo
con un rostro y dos manos, la derecha mantenida en alto por encima de
la cabeza blandiendo un corvo cuchillo, la izquierda sosteniendo,
contra su corazón, un cráneo lleno de sangre; apoyándose en un
blanco cayado sujeto a la coyuntura de su brazo izquierdo; adornada
con los cinco emblemas simbólicos y diversos ornamentos; de
pie en un trono de loto coronado por el disco solar, sobre el que
yace un cadáver humano; en postura graciosa, el cuerpo vacío,
aunque
aparente, con el halo de
llamas de Sabiduría3.
3)
Luego visualizarla,
arriba
de ti,
en el cielo, sentado en un trono de loto por el disco solar, al Gurú
Raíz. Supremo Protector, el cuerpo de color azul, con un rostro y
dos manos, plenamente ataviado con las gloriosas vestiduras de los
Perfectamente Dotados, sosteniendo un dorje y una campana en Sus
manos cruzada sobre Su corazón4,
4)
Directamente sobre tu
cabeza, en el espacio de la arqueada gloria de un arco iris de cinco
colores, visualiza a tus Señores, los Gurús de la Sucesión del
Camino Profundo de la Transferencia de
Conciencia, sentados [en la Postura Buda] uno sobre la cabeza del
otro [en línea perpendicular5].
*
Iconografía.- La
forma más clásica de Vajrayogini es la de una joven muchacha de
dieciséis años, de color rojo rubí, en postura danzante, pierna
derecha levantada y replegada, pierna izquierda estirada, rostro con
expresión apasionada y semienojada, enarbolando tres ojos. Está
coronada por una tiara de cinco cráneos, y una cabeza de jabalina
surge hacia la derecha de su cabellera flotante. Está desnuda,
adornada con un chal de seda, con ornamentos de huesos (brazaletes,
pendientes, cinturones, collar, anillos de los tobillos) y un collar
de cabezas recién cortadas. Alza la mano derecha, sosteniendo una
tajadera, que corta las
visiones erróneas, y, con la izquierda, eleva una copa de calavera
llena de ambrosía a la altura del corazón, asiendo un
khavanka
(tridente) en el hueco del brazo izquierdo. Pisa un cadáver y se
alza sobre un loto, con cojines de sol y luna, completamente rodeada
de llamas de la sabiduría. También puede vérsela en las
representaciones de Cakrasamvara,
abrazando estrechamente a sy¡u esposo, de color azul, llevándose a
los labios la copa de ambrosía y levantando su tajadera. La forma
Naro Kastchöma se presenta con los dos pies asentados sobre
demonios, pierna izquierda plegada, pierna derecha extendida. Con
sus tres ojos, mira hacia el cielo por encima de ella, y alza su copa
de calavera con la mano izquierda, mientras el brazo derecho,
extendido hacia el suelo, sostiene la tajadera con la punta hacia
abajo. Existen muchas otras formas de Vajrayogini, como su forma
enojada. TrömaNakmo, utiliza en el rito del tcheu,
negra, casi idéntica a la forma clásica, pero con el rostro enojado
y la copa de calavera llena de sangre del apego al yo.
2.-
Esto se refiere a la idea de
que el cuerpo es una cosa sustancial sólida. Visualizando el cuerpo
como vacuo, de acuerdo con las diferencias contenidas en Las Seis
Doctrinas, la conciencia brillante
corporiza en el divino cuerpo ilusorio, el Nirmanakáya.
3.-
El trono de loto aquí
descrito simboliza pureza impoluta, con referencia a la encarnación
pura o divina. El disco solar simboliza el desarrollo del Resplandor
(visualizadas aquí en formas de Llamas); la eliminación
del egoísmo.
4.-
El semblante
coloreado de Milarepa representa al Gurú Raíz, al Buda Celestial
Dorje Chang. Su postura, vestimentas, y significado místico de
dorje y la campana está descritos en El
Gran Yogi Milarepa del Tíbet.
El trono de loto coronado por el disco lunar (símbolo de la
dispersión de las tinieblas de la Ignorancia) se representa
comúnmente, como en ese semblante, reposando sobre un trono de león,
que simboliza indómita espiritualidad.
5.-
Sobre la cabeza del propio Gurú Raíz, como Dorje Chang [o
Vajradhára]
en un lunar tronco de loto, está [visualizado] Jetsün Milarepa, de
color azul suave, su mano derecha colocada contra su mejilla derecha
en la postura dorjemudra,
su mano izquierda colocada
[en su falda] en la postura de equilibrio, y sosteniendo un cráneo
humano lleno de néctar, sus pies en la postura Boddisácttvica,
[su cuerpo] vestido con seda blanca.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que
alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimida
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