YOGA TIBETANO y DOCTRINAS SECRETAS. LIBRO V. EL SENDERO del SACRIFICIO MÍSTICO: EL YOGA de SOMETIMIENTO del YO INFERIOR. CHÖD. INTRODUCCIÓN. 1. Historia de la doctrina del no-ego.2. La versificación tibetana. 3. Los practicantes del rito Chöd. 4. Las doctrinas esenciales. 5. El rito Chöd como drama místico.
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Machig Labdrön |
LIBRO V.
EL SENDERO del SACRIFICIO
MÍSTICO:
EL YOGA de
SOMETIMIENTO del YO INFERIOR1.
CHÖD.
INTRODUCCIÓN.
1. Historia de la doctrina
del no-ego.
Este
libro introduce al lector en una de las más maravillosas doctrinas
tibetanas, llamada, como se pronuncia CHÖD
( en el original se escribe
Gehöd),
que aquí significa “corte” [cortar],
en referencia con el egoísmo, representado por la humana forma
carnal junto con rodas sus pasiones y predisposiciones kármicas
heredadas que constituyen la personalidad.
Mientras que los cuatro
tratados precedentes tuvieron origen en la Escuela Kargyüpa, el
presente nos llegó a través de a Escuela Nyingmapa de
Padmasambhava. No obstante, como lo descubrirá el lector, es más o
menos representativo de la creencia pre-budista fe Bön, que dominaba
en el Tíbet en la época de la llegada del “Precioso Gurú”. Y
dado que este tratado ilustra sobre el modo en que el primitivo
animismo de los tibetanos se volcó hacia la re-estructuración y
adaptación por parte de los “de la Antigua Usanza”, resulta de
especial valor histórico y antropológico.
Nuestros
dos textos manuscritos de Chöd
pertenecen a uno de una serie de tratados ocultos titulados
colectivamente Esencia
Fundamental de la Verdad Sutil,
o traducido más literalmente, Gotas
de Corazón del Gran Espacio,
que forman parte de La
Gran Perfección
[Dzogche],
recopilados por Log-Chen-Rab-jampa. Al ser Rab-jampa un
grado lamáico que correspondería al europeo Doctor en Teología,
está claro que Log-Chen
fue un
ilustrado y santo maestro. Sus seguidores lo consideran encarnación
del Gran Gurú Padmasambhava, que llegó a al Tíbet en el año 747
de nuestra era y empezó a introducir entre los tibetanos el aspecto
tántrico o (profundamente esotérico) del budismo. Log-Chen
parece haber vivido unos
quinientos años después.
El
extinto lama Kazi Dawa Samdup opinaba que el material literario de
las numerosas obras tibetanas que conforman La
Gran Perfección
probablemente igualaría al contenido en La Enciclopedia Británica.
Por ser una recopilación de
las doctrinas secretas de los Nyigmapas, o
“los de la Antigua Usanza”, de la Primitiva Orden del budismo
Tibetano, La Gran
Perfección lo exponen y
enseñan de manera práctica sólo los iniciados autorizados, de los
cuales Log-Chen fue
uno de los más grandes.
1.-
El manuscrito tibetano,
sobre el que se basa nuestra traducción, lleva el siguiente titulo:
GCHOD-YUL MKHAH-HGRO-HI GAD-RGYANG (se pronuncia: CHÖDYUL KHAH DO YI
GAD-YANG) que significa: “El Método de Erradicar” [el Yo
interior], llamado “El Júbilo Divino de las Dakinis”. [“Método
supremo que corta a los demonios”. También llamada “ofrenda del
mendigo” , el Chöd, es la versión tántrica de la práctica de la
Prajñaparamita, un medio hábil particularmente eminente para
conducir al yogin a la experiencia de la vacuidad. Considerado el
método más eficaz de cortar el apego al “yo”; la práctica
consiste en ofrecer el propio cuerpo a as cuatro clases de huéspedes,
y más especialmente a los demonios y seres aterradores que rondan
por los osarios o lugares encantados (cementerios). Sabiendo
que los demonios invitados, fundamentalmente, fabricaciones del
espíritu del yogin, la distribución de las partes del cuerpo
“despedazado” a estos seres terroríficos permite que el yogi
abandone el apego al cuerpo y realice la naturaleza vacía de los
demonios externos, que no son sino proyecciones de su espíritu
ilusorio]
.
2. La versificación
tibetana.
El
tema de la versificación tibetana, que surge en conexión con
nuestros dos textos manuscrito del Rito Chöd,
ambos en su mayor parte en verso, es algo difícil puesto que fue
escasamente considerado fuera del Tíbet, y muchísimo en la vasta
literatura del Tíbet y la India, queda registrado en forma poética.
El extinto lama Kazi Dawa Samdup, un tanto poeta y probablemente
más versado en poesía tibetana que cualquier otro erudito tibetano
contemporáneo que hable ingles, afirmó, cierta vez que cambiamos
opiniones sobre este asunto, que la cantidad de la métrica y su
verso, y la estructura de las estrofas pueden compararse
genéricamente con los empleados en la poesía europea. Asimismo, en
la poesía filosófica
y religiosa de los
tibetanos, al igual que en la de los antiguos griegos, no hay rima,
con con excepción de unos
pocos casos.
Pero, para la mayoría,
como observa Csoma de Körös, existe escasa diferencia entre el
verso y la prosa tibetana; y “dado que no hay distinción de
covales cortas y largas, acentuadas y enfáticas, consiguientemente
no hay [verdaderos] pies poéticos que se midan por sílabas largas y
cortas”.
“Aunque
los tibetanos tradujeron diversas obras poéticas (como el
Kavyádarsha,
de Dandi), no adoptaron los pies métricos usados en la versificación
sánscrita. Las variadas
piezas poéticas (o versos) del Kahgyur
y Stan-gyur,
y otras obras procedentes de la India, fueron traducidas por los
tibetanos en verso blanco, que consiste, generalmente, en cuatro
lineas, cada una de siete sílabas. Mas en las invocaciones y
bendiciones, y al principio y al final de algunos tratados u obras,
a veces, se introducen unos
pocos versos o estrofas, de cuatro lineas, consistentes, cada una, en
nueve, once, trece o más sílabas2.
Como añadió el extinto lama Kazi Dawa Samdup, también existen
versos de diecinueve sílabas.
El
texto tibetano del Rito Chöd
es, al menos en su primera parte (reproducida como frontispicio de
este Libro V), más verdaderamente
poético por estructura y métrica que el verso blanco de la
literatura canónica que nos refiere Csoma de Körös. Consiste en
un genero de verso blanco o no rimado, algo similar al que
desarrollaran Shakespeare y Miton bajo la influencia de la poesía
clásica de Grecia y Roma. Aunque en nuestro texto tibetano varía
cantidad de pies por verso, se mantiene en general un notable
equilibrio poético entre una estrofa y otra. Esta armonía
compositiva la sugiere incluso nuestra versión de “La Danza de las
Cinco Direcciones” en la que, sin embargo, no se hizo intento
alguno para que la estructura del verso se adecuara silábicamente al
original tibetano. Mi propósito
consistio más en transmitir
el significado real del texto original tan literalmente como resulta
posible, que en producir una imitación métrica altamente elaborada.
El
tipo que prevalece en este verso blanco del texto tibetano consiste
en nueve sílabas, o cuatro pies y medio por verso, en lugar de cinco
pies como en El Paraíso
Perdido. Mas en ambas
obras por igual, el acento recae sobre la segunda, cuarta, sexta y
octava sílabas; y, en la primera obra, sobre la novena sílaba,
formando el semi-pie, en lugar de, como en la última obra, sobre una
décima sílaba. La primera mitad de la segunda estrofa del Chöd,
transliterada fonéticamente, ilustra este tipo tibetano de verso
blanco:
“Jig-me
tul-shu chöd-pai nal-jor ngai,
khor-da nyam-par
gdal-vai gong-chöd kyi,
dag-zin lha-dai
teng-tu dau-cig dung,
nyee-zin
khor-wai nam-tog nam-tog dul-tu lod”.
En
tibetano, este tipo de shoka recibe el nombre de
Kang-pa-che-dang-nga-pai.
El Libro III, tiene un ejemplo de verso de siete sílabas. Las
versiones del otro manuscrito Chöd,
expuestas en el Apéndice, parecen mucho más prosaicas en su
traducción que las formas el cuerpo principal de este Libro V. No
obstante, pareció recomendable asentarlas de ese modo, más o menos
de acuerdo con su estructura poética original, y no en prosa.
2.-
Cf. A. Csoma de Körös, Grammar of the Tibetan Language, Calcuta,
1834.
3. Los practicantes del
rito Chöd.
El
venerable El venerable yogin
Nyingmapa de quien el editor consiguió los textos del Chöd,
como muchos de sus paisanos tibetanos, practicó el rito durante
muchos años. Yogins
de esa clase, tras liberarse de toda posesión, y lazos
mundanos, consagran parte de sus vidas a efectuar peregrinaciones a
sitios solitarios y sagrados, a menudo viviendo
en ermitas durante períodos fijos, con el solo propósito de
celebrar el Chöd
en el medio más apropiado y
favorable, y marchan errantes, por el Tíbet, Bhutan, Sikkim, Nepal e
India, e incluso por Mongolia y China, indiferentes a los peligros y
penalidades que pocos occidentales podrían soportar, con la única
esperanza de alcanzar eventualmente la conquista de sí mismos.
Tal
como sus Gurús se los indican, marchan al mundo en pos de la máxima
de todas las aventuras. Y entonces, al llegar la prueba suprema, tal
vez cuando el yogin
está sólo en el yermo sin otra ayuda
a su mano que su propio poder yóguico,
debe enfrentarse
a los extraños seres
elementales que el ritual evoca, y dominarlos; y,
si fracasa corren el riesgo de desequilibrar su mente y su
constitución psíquica, de tal modo que termine
en locura o incluso en la muerte.
En
éste, como en todo yoga,
el yogin
procura superar
el normal y, para él, súper-lento y tedioso proceso de desarrollo
espiritual; y, si el karma
lo permite, ganar la Libertad, como Milarepa,
que lo consiguió
en una sola vida. El Chöd
es, por tanto, uno de los muchos ritos tibetanos pertenecientes al
“Camino Secreto”, también llamado “Camino Breve (o Directo)”,
de alcanzar el Nirvana, o la liberación de toda necesidad kármica
de renacimiento ulterior. En
virtud del sacrificio místico de su propio cuerpo, el venturoso
yogin
destruye y echa a un lado las
cadenas
de la personalidad, de la pasión, de la separación, de todo maya
o ilusión; y superando
la Ignorancia, de la cual aquéllos son las fuentes, alcanza la
intuición yóguica
de la verdadera naturaleza de la existencia humana. Una vez que ha
comprendido el carácter ilusorio de todas las apariencias
fenoménicas,
que el no-iluminado cree reales, externas y separadas, y clasifica
como animadas e inanimada, incluso los innumerables
géneros de criaturas de los seis reinos del mundo sensorial, visible
e invisible de todo el Cosmos, el yogin
ve a los muchos como Uno, a Uno como todos, y sabe que la realidad
única es la Mente.
4. Las doctrinas
esenciales.
De
ese modo, este texto, igual que los otros nuestros, enseña
que el cuerpo humano y toda forma y cosa fenoménica aparente del
Sangsára son producto de la mente. Algunos son meras
visualizaciones, o pensamientos-formas, proyectados consciente o
inconscientemente en la naturaleza, con existencia ilusoria acordada
por su creador. De ese estilo es probablemente la mayor parte de
loas materializaciones creadas por médiums “espiritistas”. Así
como el ser humano, impedido
por la necesidad kármica,
crea inconscientemente la forma física que usa, de modo parecido el
maestro del yoga,
conscientemente y a voluntad, puede crear cualquier cantidad de
cuerpos igualmente irreales, de forma humana y no-humana,
acordándoles ilusoria existencia separada. Incluso puede hacerlos
tan “reales” como su propio cuerpo, e, infundir en ellos una
porción de su vida,
dirigirlos como si fuesen
criaturas vivientes. En el Tíbet este fantástico relato es muy
corriente en relación con este arte del que los científicos
occidentales nada saben por aplicación práctica.
Considerado
colectivamente, el Sangsára mismo es para el yogin
meramente un complejo pensamiento-forma, emanado por la Mente Única
y sostenido por ésta. En el lenguaje de los Maestro yogins
de la antigua India, es, como ya se explicó más extensamente antes,
el Sueño de Brahma. Para quienes aun inmerso en el maya
de la naturaleza, existen dioses y demonios hombres y bestias,
fantasmas y diferentes clases de seres invisibles que pueden
afectarse mutuamente para el bien o para el mal. Mas el adepto del
Chöd
nos diría, como lo hace El
Libro Tibetano de los Muertos
que “Aparte de las propias alucinaciones,
en realidad fuera de uno mismo no existen cosas tales como
señor de la Muerte, o dios, o demonio”. Aquí, entonces se resume
la doctrina esencial que subyace en todo nuestro Libro, concerniente
al Yoga
del No-Ego. Y en conexión con esta doctrina el estudioso ha de
releer cuidadosamente las Partes III y IV de nuestra introducción al
Libro III.
5. El rito Chöd
como drama místico.
Como Misterio tibetano,
el Rio Chöd es, en primer lugar, un drama místico, cumplido
por un sólo actor humano, asistido por numerosos seres espirituales,
visualizados, o imaginados, presentes en respuesta a su invocación
mágica. Su escenario está en algún sitio salvaje y terrible, a
menudo en medio de los nevados bastiones de los Himalayas tibetanos,
de doce a quince mil pies o más sobre el nivel del mar. Por lo
general se halla preferentemente en un paraje donde los cadáveres se
cortan en pedazos echándose a lobos y buitres. En la bajas
altitudes de Bhutan y Sikkim puede escogerse una solitaria selva,
densamente arbolada; pero en los piases en los que se creman los
cadáveres, como Nepal e India, se prefiere un terreno de cremación.
Siempre resultan convenientes los cementerios o localidades que se
consideran frecuentados por espíritus malignos y demoníacos.
Antes que se juzgue apto
al novicio o se le permita cumplir el rito químicamente peligroso,
se requieren largos periodos de prueba y cuidadosa preparación bajo
la vigilancia de un maestro de Chöd. El el ritual debe
confiarse a la memoria; deben dominarse los pasos de danza relativos
a las diversas pistas e baile geométricas, junto con la apropiada
entonación de las sílabas mántricas, al igual que el
rítmico batir del pequeño tambor, llamado damaru, y el
sonido de la trompeta evocadora de espíritus, llamada kanglin,
hecha con un femur humano. Debe también conocerse el modo correcto
de armar la tienda simbólica, y de emplear el dorje, la campana, y
los diversos objetos complementarios descritos en el segundo de los
textos.
La danza misma, aparte de
su significado ritual, es considerada por la maestros como
ejercicio gimnástico; pues, de acuerdo con ellos, el
celibato, esencial para el buen éxito de todos los yogas, no
puede practicarse, ni mantenerse la salud, sin ejercicio físico.
Existe, por ejemplo, otra clase de danza llamada Tül-khor,
cuyo fin principal es el desarrollo corporal; deben bailarla, ante el
maestro, los novicios en yoga.
Al principio, se orienta
al celebrante del Rito Chöd para que se visualice como la Diosa de
la Sabiduría Que Todo lo Realiza (o Que Todo lo Cumple), por cuya
voluntad oculta recibe el poder místico; y luego, mientras hace
sonar la trompeta de fémur, invocando a los maestros y a los
diferentes órdenes de seres espirituales, empieza la danza ritual,
con la mente y la energía consagradas por entero al único fin
supremo de comprender, como lo enseña el Maháyana, que
Nirvana y Sangsára, son en realidad, una inseparable unidad.
Las estrofas tres a siete
sugieren el profundo simbolismo subyacente en el ritual; y este
simbolismo, como se verá, depende de la cosmografía lamaica
con sus configuraciones geométricas, las Cinco Pasiones (odio,
orgullo, lujuria, celos, estupidez) que el ogin triunfalmente holla
con sus pies en forma de demonios, y las cinco Sabidurías, los
antídotos de las Cinco Pasiones. En su asociación con los Cinco
Dhyáni Budhas , las Cinco Sabidurías son explicadas en la
Introducción al Libro IV: luego, en la novena estrofa, viene el
dramático lanceamiento de los Elementales del Yo con las lanzas de
los Cinco Ordenes de Dakinis.
Mientras avanza el
Misterio, y el yogin se prepara para el sacrificio de su
propia forma carnal, se revela el real significado del Chöd,
o “corte”. El cuerpo físico, dominado por la pasión y la
Ignorancia, es el fruto kármico del deseo de sensualidad y
separación que conducen al egoísmo. El recién Estado Verdadero
puede alcanzarse cuando se venza todo deseo de existencia sangsárica.
En las palabras del texto, es “Este cuerpo el que crea la
distinción [que también resulta ilusoria] entre el Sangsára y el
Nirvana.
En el apéndice, se
registra material complementario del segundo de los manuscritos Chöd,
que describe los objetos, el lugar y las imágenes mentales
necesarias para la práctica del rito; y, asimismo, cómo pueden
aplicarse las diferentes ofrendas del sacrificio para hacer el rito
la Fiesta Mixta, Roja o negra. También se brinda la Meditación
para acompañar al sacrificio. Luego siguen partes relativas a
fenómenos psíquicos resultantes, tiempo de celebración,
importancia de las imágenes mentales, visualización del esqueleto
humano y de la Iracunda Dakini, estado mental requerido, aplicación
exitosa, y meditación final. Este Apéndice, combinado con las
abundantes notas del Libro es de esperar que guíe al lector hacia
una cabal comprensión del ritual.
Dr.Walter Yeeling Evans-Wentz, editor.
Kazi Dawa Samdup, traductor.
Los méritos son ofrecidos a todos los seres para que
alcancen la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuanimida
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