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MILAREPA. Capítulo III. LA PRÁCTICA DE LA MAGIA NEGRA.



Capítulo III. 

LA PRÁCTICA DE LA MAGIA NEGRA. 


Relato del GURÚ de Jetsün y del dominio de la Magia Negra; y de cómo Jetsün destruyó a treinta y cinco de sus enemigos y la abundante cosecha de cebada a los restantes, mediante magia. 


Nuevamente Rechung se dirigió a Jetsün diciendo: "Oh Jetsün, dijiste que al principio cometiste algunas acciones negras. ¿Cuáles eran estas negras acciones y cómo fueron cometidas?"

Jetsün respondió: "Mediante magia negra, y provocando tormentas de granizo, amontoné montones de demérito". 

Entonces Rechung preguntó: "¿Cómo es que llegaste a recurrir a tal cosa? ¿Qué te indujo a obrar de ese modo?" 

Y Jetsün replicó: "Una vez acompañé a mi preceptor a una fiesta llevada a cabo en la aldea inferior de Tsa, en cuya fiesta era el más importante personaje presente, sentado al frente de todos los asistentes. Los huéspedes, y también algunos otros, lo instaban a que bebiera, y de esa manera, participando demasiado libremente del licor que se le sirviera, se hallaba en un estado de considerable excitación. Entonces fui enviado a casa delante de mi preceptor con los presentes que éste recibiera1.  Estando también algo bebido, y habiendo visto cantar a diversas personas en la fiesta, se apoderó de mí un irresistible deseo de cantar, impulsado por el deseo de mostrar mi fina voz, de la que estaba muy orgulloso. 

1. Aquí se hace referencia a la costumbre de hacer regalos a los preceptores, en este caso de la comida, para que lleven a su casa. En esta ocasión el preceptor de Milarepa es un lama común, probablemente el maestro del villorrio. Si hubiese sido un lama-gurú altamente desarrollado en lo espiritual, Milarepa hubiese sido salvaguardado del deplorable mal de la embriaguez que, de acuerdo a las doctrinas budistas, es tan reprensible pues produce mal karma. 

"Volví cantando todo el trayecto. El camino hacia 'El Otero Invisible' pasaba directamente frente a nuestra casa; y yo proseguí cantando, aunque me acercaba a la casa. Mi madre, que estaba tostando un poco de cebada dentro de casa, al oír mi voz, a duras penas dio crédito a sus oídos, aunque mi voz, debido a su inusual dulzura difícilmente podía confundirse. Empero, ella pensó que no era posible que yo cantase en una época en que nuestras circunstancias eran tales que podía decirse de nosotros que casi éramos las más infelices criaturas vivas. Pero al mirar hacia afuera y ver que era realmente yo, se quedó justamente sin habla. 

"Dejó caer sus tenacillas a la derecha y su tostador a la izquierda y, dejando que la cebada se quemase en la cazuela, salió con una vara en su mano derecha y un puñado de cenizas en su izquierda. Bajando los escalones mayores y saltando los menores, vino y me arrojó las cenizas en el rostro, y me golpeó varias veces en la cabeza con la vara, exclamando: '¡Oh Mila-Sherab-Gyaltsen, mira qué hijo te ha nacido! ¡Con seguridad que no es tu sangre la que fluye por las venas de este vagabundo! ¡Oh, mira a lo que hemos llegado!' Entonces cayó al suelo, desvanecida.  

"En ese instante salió mi hermana diciendo: '¡Hermano! ¿Qué piensas? ¡Mira la madre!', y prorrumpió en llanto. Esto me hizo volver a mis cabales; y sintiendo justificada la amonestación, yo también lloré. Entonces, por un rato, ambos continuamos estirando las manos de nuestra madre, llamándola en nuestra angustia. 

"Un rato después volvió en sí observándome fijamente y descontenta con su rostro manchado de lágrimas, dijo: 'Hijo, ¿realmente te sientes lo bastante contento como para cantar? En lo que a mí concierne, pienso que somos los más infelices de todos los seres infelices que existen en todo el mundo; y lo único que puedo hacer es llorar de dolor y sufrimiento'.  Y los tres nos pusimos a llorar otra vez con fuerza. 

"Entonces dije: 'Madre, tienes razón; pero no lo tomes tan a pecho. Prometo solemnemente hacer por ti cuanto desees. ¿Cuál es tu voluntad, madre?' 

"Mi madre dijo: 'Lo que desearía es verte vestido con una cota de malla y montado en un corcel, hundiendo tus espuelas en los cuellos de nuestros enemigos; pero eso es muy difícil de lograr e implica también mucho riesgo. Sin embargo, lo que deseo es que aprendas integralmente la Magia Negra, de modo que puedas matar a nuestros enemigos, principalmente a tu tío y tu tía que nos provocaron tanto sufrimiento y miseria, y cortar la raíz de su posteridad hasta la novena generación. Intenta hacer eso por mi'. 

"Prometí fielmente hacer lo mejor para satisfacer su deseo si ella proveía las gratificaciones para los Gurús2 de la Magia Negra, como así también mis gastos para el viaje y por el tiempo en que yo estuviese dedicado al estudio. 

2. El título de Gurú (Preceptor o Maestro Es sigue el Sendero de la mano Izquierda, de la Magia Negra, al igual que a quien sigue el Sendero de la Mano Derecha de la Magia Blanca. Hasta cierto punto, el proceso de desarrollar psíquicamente al shishya es casi el mismo para uno u otro Sendero. Después, el vasto abismo que separa a la Magia Negra de la Magia Blanca se debe enteramente a la intención del shishya o del Gurú y al uso aplicado a los poderes psíquicos; en la Magia Negra el objetivo y la práctica es puramente egoísta y malo, y en la Magia Blanca productor de beneficio es altruista y productor de beneficio para todos los seres sensibles. 

"Entonces mi madre vendió la mitad del campo llamado 'Alfombrita del Hambre' por una espléndida turquesa llamada 'Estrella Radiante' y una jaca blanca llamada 'León Indómito', bien conocida en el lugar. También se ingenió para conseguir juntamente dos porciones de granza para teñir y otras dos de azúcar sin refinar. Dispuse del azúcar para adecuarla a mis necesidades; y tras salir, llegué al territorio de Gungthang. En este lugar había una posada llamada 'Posada Autoperfeccionada", y allí estuve unos días esperando compañeros —camaradas de viaje que fuesen en la misma dirección. Pronto llegaron cinco hijos favoritos de buenas familias, de Ngari-Döl, con destino a Ü y Tsang3, para aprender algo de religión y también de magia negra. Les conté que yo había salido con igual cometido que ellos, y les pregunté si me permitían acompañarlos. Estuvieron de acuerdo con esto. Entonces los llevé a la parte inferior de Gungthang y allí los agasajé con la mejor comida y refrescos que pude procurar.

3. Las provincias de Ü y Tsang mencionadas a menudo en toda esta Biografía, los tibetanos las conocen como Pöd, vale decir, el Tíbet Propiamente dicho. Sus respectivas capitales, Lhasa y Tashi-lhünpo, son ciudades principales del Tíbet. La primera es la sede del Dalai Lama; la segunda, la sede del Tashi Lama. 

"Mientras tanto, mi madre los llevó aparte y les suplicó de esta manera: 'Jóvenes caballeros, mi hijo no es muy dispuesto hacia el estudio, ni posee mucha perseverancia. De modo que os ruego le animéis a estudiar, y que se vuelva eficiente. Y cuando regreséis sabré cómo demostraros mi gratitud, y recompensar vuestra bondad con él'. 

"Una vez cargado el caballo con las dos cargas de tintura y asegurada la turquesa en mi persona, nos pusimos en marcha. Mi madre nos acompañó gran parte del trayecto, sirviéndonos chhang aquí y allá, en cada parada; y mientras caminábamos, y también durante las detenciones, rogaba una y otra vez a mis compañeros que me cuidasen. Yo era su único hijo varón, y le resultaba difícil separarse de mí; se aferró a mi mano y derramó muchas lágrimas. Al final, apartándome, me dio el siguiente consejo como despedida, en voz baja, quebrada por los sollozos: 'Mi querido hijo, considera en qué estado miserable estamos, y termina el propósito que te has impuesto. Debes demostrar tu poder aquí, en este lugar, ocasionando alguna desgracia. Tu estudio de magia no es como  el de estos jóvenes; ellos es para adquirir fama, pero el nuestro es por desesperada necesidad. Si regresas sin ser capaz de mostrar aquí alguna prueba de tu poder, te juro que me mataré en tu misma presencia'.  

"Habiéndome advertido así, se marchó; pero me fue difícil soportar la partida, al estar mi corazón tan afectuosamente apegado a ella. Una y otra vez miré hacia atrás, en su dirección, y no pude reprimir las lágrimas que libremente fluían por mis mejillas, a pesar de todo lo que hice por reprimirlas. También mi madre no sufría menos. Por ser su único hijo varón sintió punzantemente la angustia de la partida. Pude apreciar cómo se volvía para mirarme mientras estuvimos en el mismo campo de visión; y se abatió sobre mí un deseo casi irresistible de regresar y verla una vez más,  pero, mediante un esfuerzo casi sobrehumano, lo reprimí. Los sucesos posteriores me hicieron ver que ésta era una premonición de lo que iba a ocurrir —un sentimiento que presagiaba que jamás vería viva a mi madre nuevamente. Cuando estuvimos fuera de vista, mi madre regresó llorando a la aldea. Y pocos días después se rumoreó por todas partes que el hijo de Guirnalda Blanca del Nyang se había marchado para aprender magia negra a fin de poder vengar sus agravios. 

“Entonces yo y mis compañeros seguimos por el camino de Ü-Tsang hasta que llegamos a un lugar llamado Yakde, en Tsang-rong- Aquí vendí mi caballo y tinturas a un hombre rico, y recibí el pago en oro que aseguré en mi persona. Al cruzar el Río Tsangpo (purificador), nos encaminamos hacia la Provincia de Ü, llegando debidamente a un lugar llamado Thön-luk-rakha (Aprisco de Thön), donde encontramos a varios lamas de Ü. Al preguntarle sobre quién era el más célebre adepto de la Magia Negra para producir la muerte y la destrucción de la propiedad mediante tormentas de granizo, uno de ellos replicó que había un famoso brujo llamado Lama Yungtun-Trogval (Iracundo y Victorioso Maestro del Mal), de Nyak en una aldea llamada Yarlung-Kyorpo, quien era bien conocido por su habilidad en el arte de producir la muerte y la destrucción por medio de la magia negra, del cual el Lama mismo era un alumno, De modo que todos encaminamos nuestros pasos hacia Lama Yung-tun-Trogval. 

"Al llegar a Yarlung-Kyorpo, y encontrar al Adepto de Magia Negra, vi que mis compañeros le hicieron un presente de parte de su oro solamente; pero, en lo que a mí respecta, le obsequié con todo lo que yo tenía —todas mis piezas de oro, y la turquesa, y, además, incluso yo mismo, en cuerpo y vida, suplicándole únicamente que me enseñara la magia negra de tal manera, que pudiese demostrar mis prodigios de modo inequívoco, produciendo algún estrago sobre aquellos que me robaron mi patrimonio. Otra solicitud que formulé consistió en que me suministrara comida y ropa hasta que yo adquiriese eficiencia en el Arte. El Lama sonrió y dijo: "Consideraré tu solicitud". 

"Y de ese modo todos empezamos nuestros estudios que, sin embargo, no eran de índole realmente efectiva. Se nos enseñó algunas ramas de la magia negra de nombres altisonantes, tal como aquella que dice conferir el poder de unir el cielo con la tierra; asimismo un método de encarar la muerte; y, además, otras de poco beneficio. 

 "En esta suerte de estudio proseguimos cerca de un año, y para ese tiempo mis compañeros empezaron a pensar en volver a sus hogares. Como regalo de despedida, nuestro Maestro obsequió a cada uno de nosotros con una fina tela de lana, tejida en la Provincia de Ü. Pero yo distaba de sentirme satisfecho, y pensaba en la erudición mágica, que hasta entonces dominábamos, difícilmente bastaría para producir cualquier efecto real en mi aldea. Y sabía que si yo no era capaz de realizar algo fascinante, mi madre se mataría con seguridad en mi presencia. De manera que no podía pensar en regresar a mi casa. Al observar mi renuencia, mis compañeros me preguntaron si quería irme a casa. Replique que aún no había aprendido nada. A esto contestaron: 'Lo que recibimos es enteramente suficiente; todo depende ahora de nuestra aplicación y perseverancia. Mejor que sigamos estos métodos. Nuestro Maestro nos dice que no tiene nada mejor que enseñarnos; y sabemos que eso es cierto. Sin embargo, si deseas quedarte, hazlo de todos modos, y mira si puedes aprender un poco más. 'Entonces, se postraron ante el Maestro y, ofreciéndole regalos que les parecieron apropiados, se marcharon de vuelta a sus casas. 

"Poniéndome la casaca que me diera el Maestro, los acompañé durante la distancia de una caminata matutina, a modo de despedida; y luego, diciéndoles adiós, volví mis pasos hacia la casa de mi Maestro. En el trayecto, recogí en el regazo de mi manto una buena cantidad de estiércol que hallé por el camino. Teniendo mi Maestro un buen lote de jardín, cavé un agujero en él y enterré allí el estiércol. Desde el tejado de su casa, el Maestro, habiendo visto lo que yo había hecho, se dice que habló así a los alumnos que en ese instante le rodeaban: 'Entre todos los alumnos que he tenido, jamás tuve ni tendré uno más afectuoso y diligente que aquel muchacho. Parece que el motivo de que no se despidiera de mí esta mañana fue porque regresaría. Recuerdo que la primera vez que vino aquí habló de algunos vecinos que lo maltrataron, y que deseaba que le enseñara magia de modo que pudiese demostrar su habilidad en su lugar natal, ofreciéndome al mismo tiempo su cuerpo y su vida. ¡Qué muchacho más simple! Si lo que dice es cierto, sería una lástima, no, absoluta crueldad, rehusar enseñarle el Arte'.  Esto me lo contó después uno de los jóvenes alumnos; y yo rebosé de dicha ante la perspectiva de ser favorecido con una instrucción realmente efectiva. 

"Al estar en presencia de mi Maestro, se dirigió a mí de esta manera: 'Bien, Thöpaga, ¿cómo es que no volviste a tu casa?' Yo había plegado la ropa que me obsequiara y se la ofrecí como un nuevo regalo. Luego, inclinándome reverentemente ante él, y tocando sus pies con mi frente, dije: 'Oh Venerable Gurú: soy huérfano, con una madre viuda y una hermana. Fuimos privados de nuestro patrimonio por nuestros vecinos, encabezados por nuestros tíos paternos, y maltratados más allá de toda resistencia. Como no teníamos poder, para abogar por nuestros derechos ni vengarnos, mi madre me mandó a aprender la Magia Negra; y si regreso sin poder ejecutar venganza sobre quienes nos despojaron, mi madre se matará en mi presencia. De modo que no me atrevo a volver a casa; y ahora te suplico que me enseñes el Arte de manera que sea realmente efectivo'.  Entonces el Gurú me pidió que contase toda la historia de nuestro maltrato, y de cómo nos habían defraudado. Le relaté todo cuanto sucediera desde el tiempo de la muerte de mi padre, y de cómo fuimos perjudicados y maltratados por nuestros tíos, interrumpiendo mis sollozos la narración, mientras las lágrimas manaban de mis ojos. 

 "Al oír toda la historia, también el Maestro fue incapaz de reprimir sus lágrimas, y vi como éstas se deslizaban por sus mejillas. Entonces dijo: 'Si es cierto lo que dices, en verdad fuiste tratado muy cruel e injustamente. Yo mismo ejecutaría venganza mediante mi Arte pero no puedo hacerlo sin causa debida y tras una completa indagación. Varias personas me efectuaron muchas solicitudes de que les enseñase este Arte que no tiene igual. Como ofrendas a cambio de este Arte hicieron llover sobre mí ilimitadas cantidades de oro y turquesas de la Provincia de Ngari, sedas y fardos de te de Kham y Amdo, cereales, manteca, y un fardo tras otro de telas de lana de las Provincias de Ü y Tsang, ganado y miles  de caballos de Dzayul, Tagpo y de las Provincias de Kongpo. Pero nadie dijo todavía lo que tú dijiste, ofreciéndote con cuerpo y vida. De manera que haré indagaciones sobre tu caso'. 

"Mi Maestro tenía un discípulo más veloz que un caballo y más fuerte que un elefante. Este discípulo fue enviado a mi lugar natal con instrucciones de averiguar los hechos relativos a mi caso; en pocos días regresó con el informe de que todas mis manifestaciones eran perfectamente ciertas, y que parecía sólo un acto de justicia conferirme el Arte. 

 "Entonces mi Gurú me dijo: 'Al principio te escatime el arte, porque temí que lo usases estúpidamente, sin tener causa suficiente para ejercitarlo4. Pero ahora estoy seguro de tu veracidad, y te enseñaré el arte cabalmente. Sólo que tienes que ir a otro lugar a aprenderlo. Antes yo tenía una muy destructiva pieza de magia negra llamada el Zadong —Marnak (Basilisco Púrpura), potente como para paralizar y matar, que enseñé a Khulung-Yöntön-Gyatso (Océano de la Virtud del Khulung), de Nub-Khulung, en el valle del Tsangpo. El era médico y también tántrico5.  Poseía el conocimiento del arte de desencadenar tormentas de granizo y dirigirlas con la punta de sus dedos; él me enseñó ese arte. Entonces nos juramos amistad recíproca, y convinimos en que quien se dirigiese a él para aprender el arte de lanzar tormentas de granizo sería remitido a mí, mientras quien viniere a mí a aprender el arte de producir la muerte sería remitido a él con mis recomendaciones. Por tanto será menester que vayas a él para aprender el arte que deseas, y ahora te envío allí'. 

4. Es regla inviolable, observada hasta hoy, el que ningún gurú de ninguna escuela, ya sea de magia negra o blanca, comunique al discípulo las doctrinas esenciales hasta convencerse de que no se abusará de ellas. 
5. Vale decir, persona versada en la doctrina ritual y oculta de la Escuela Tántrica. 

"Luego nos suministró a mí y a su hijo mayor llamado Darma-Wangchuk (Joven Poderoso) una jaca cargada de comestibles y presentes, consistentes en finos tejidos de lana, recibiendo asimismo de su parte una carta de recomendación atada con un pañuelo6; nos pusimos en camino y llegamos a su debido tiempo a Nub-Khu-lung, en el valle del Tsangpo. Allí cada uno efectuó un presente de una pieza de fina tela de lana, y entregamos nuestra carta; y, relatando nuevamente todas las circunstancias, rogué que me favoreciese en instruirme ese Arte. 

6. En el Tíbet, en los países vecinos, al igual que en Mongolia, ninguna introducción ni presentación ceremonial es completa sin ir acompañada de un pañuelo; esto se aplica tanto a los personajes más encumbrados como a los de más abajo, desde el aldeano hasta el Dalai Lama, incluyéndose hasta los europeos. El pañuelo es generalmente blanco, excepto en Mongolia, donde se dice que es azul. (Cf. El Conde de Ronaldshay, Lands of the Thunderbolt, Londres, 1923)

"Khulung-Yöntön-Gyatso dijo: 'Mi amigo es constante en la amistad y mantiene sus promesas. Con seguridad te daré la instrucción que deseas. Pidió que me construyera una celda sólida que no pueda ser derribada fácilmente con las manos, al término de aquella estribación, allá abajo', y me señaló el sitio propuesto. Que tenga tres pisos, todos subterráneos; y un piso más, encima de estos tres que debe construirse con fuertes vigas, unidas muy juntas. Los ángulos externos han de cubrirse con piedras grandes como el cuerpo de una jaca. Ha de estar construida de modo tal que nadie pueda descubrir su acceso, ni forzar su ingreso en ella'. Luego me dio las instrucciones necesarias (de magia práctica). 

"Tras aplicar las instrucciones durante siete días, vino mi Maestro y dijo: 'Por lo común bastan siete días para lograr resultados, y también deben ser suficientes en el presente caso'. Pero puesto que yo deseaba ejecutar en una parte del país muy distante, le rogué que me concediese otros siete días, y este ruego fue satisfecho. 

"La noche del día décimo cuarto vino nuevamente mi Maestro a verme y dijo: 'Esta noche, en el extremo de tu altar (o círculo de ofrendas), verás la señal de tu logro, y el cumplimiento de tus deseos'. Y con seguridad esa misma noche aparecieron las Deidades Tutelares, trayendo consigo las cabezas y corazones sangrantes de treinta y cinco personas, y dejando los trofeos amontonados, dijeron: ¿No eran estos los objetos que anhelabas al convocarnos una y otra vez estos últimos días?'. 

"A la mañana siguiente, vino mi Maestro nuevamente, y dijo que había dos personas más que debían ser sacrificadas, preguntándome si quería matarlas o no. Le rogué que se las mantuviese vivas como objetos de deleite y para citarlas como ejemplo de mi poder en el futuro. Así fue como mis dos peores enemigos, mi tío y mi tía, fueron excluidos de la destrucción general. Seguidamente di las gracias a las Deidades Kármicas y Tutelares, y abandoné el retiro de mi celda. El sitio de esa celda puede verse en la actualidad en Khulung. 

"Para pasar ahora a la fase práctica del cumplimiento de mi venganza por medio de la Magia Negra, si deseáis saber que les sucedió a los otros, lo conoceréis de esta manera: El hijo mayor de mi tío paterno iba a casarse, y todos cuantos eran del bando de mi tío paterno fueron invitados al banquete nupcial. En la casa estaban reunidos los otros hijos de aquel tío, la novia, y aquellos particulares que más nos maltrataron, treinta y cinco personas en total. Algunos de los invitados, de los cuales la mayor parte estaba constituida por los que se inclinaban a nuestro favor, se dirigían hacia la fiesta, charlando y cuchicheando: 'Estas personas actúan según el proverbio: «Confía a los demás la posesión de tu casa y te cerrarán las puertas»'. Si los esfuerzos de Thöpaga para vengarse por medio de la magia negra no tienen efecto, ya es tiempo de que el efecto del karma los alcance'.  

"De esta manera, mientras caminaban y hablaban tranquilamente, llegaron ante la vista de la casa, pero no tuvieron tiempo de entrar cuando una sirvienta, anteriormente nuestra, pero en ese momento de nuestro tío, salió de la casa para acarrear agua. Cuando cruzó el patio cercado donde estaban encerradas un gran número de caballos, no vio nada; pero en cambio, todo el lugar parecía estar lleno de escorpiones, arañas, víboras, ranas y lagartos; y en medio de todos ellos, un escorpión7 monstruoso clavaba sus ganas en el pilar principal de la casa, arrasándola y arrancándola. La sirvienta se aterrorizó ante la visión y apenas tuvo tiempo de escapar cuando varios potros y yeguas, que habían sido atados juntos debajo de la casa, se excitaron promoviendo un gran desorden. Algunos potros, al soltarse, se lanzaron sobre las yeguas. Todo el lote produjo una confusión mayúscula, los potros relinchaban y las yeguas coceaban, hasta que una de ellas pateó el pilar principal con tan terrible potencia que éste se rompió y cayó, y toda la casa se desmoronó con tremendo estrépito. 

7. La versión del señor Bacot dice: "un escorpión grande como un yak'' ; el yak es un búfalo grande y peludo que en el Tíbet se usa como bestia de carga.

"Perecieron treinta y cinco personas en total, entre ellas la novia y todos los hijos de mi tío. Nubes de humo y polvo oscurecieron el cielo. Los cadáveres de hombres, mujeres, niños y jacas fueron cubiertos por las ruinas. 

"Un gemido desgarrador brotó de quienes estaban afuera; mi hermana lo oyó y, al ver lo que había sucedido, corrió hacia su madre, gritando: '¡Oh madre, ven a mirar! Se derrumbó la casa de nuestro tío y ha muerto mucha gente'. 

"Mi madre se levantó y vino a ver qué había ocurrido, dudando todo el tiempo que realmente fuese así. Pero al ver la casa derrumbada, cubierta con nubes de polvo, y al oír los lastimosos gritos y gemidos que llenaban el aire, se llenó de asombro y también de cruel regocijo. Poniendo unos trapos en el extremo de un largo palo y alzándolo como una bandera, gritó fuertemente: '¡Toda la gloria para los Maestros y los Dioses! Vosotros, vecinos todos, mirad ahora y ved si Mila-Sherab-Gyaltsen engendró o no un digno hijo, y si fui vengada o no. Aunque haya tenido que comer bazofia y usar trapos como vestido, ved si esto bien no vale nuestros sacrificios. Mirad y decid si aquel desafío del tío paterno fue respondido o no cuando dijo: '¡Luchad si sois fuertes y maldecid si sois débiles!' Ahora la maldición de los débiles y los pocos hizo más que el poder de los muchos podría hacer jamás. ¡Mirad, observad a los seres humanos arriba y a los animales abajo! ¡Ved los tesoros y las provisiones arruinados! ¡Oh, qué consoladora visión puso mi hijo ante mis ojos para bendecir mi vejez! ¡Me deleita haber vivido para disfrutar tal escena! ¿Podría haber algún otro instante de mi vida que se iguale a éste en perfecto júbilo triunfal?'. 

"Con exclamaciones como éstas, mi madre se deleitó con el cruel espectáculo, oyéndola todos los vecinos. Algunos de ellos dijeron que tenía razón; otros dijeron que había ido demasiado lejos –que ya era más que suficiente el haber sido vengada y que no debía entregarse a tal exceso de mala voluntad. 

"Las nuevas sobre el regocijo de mi madre llegaron a oídos de quienes habían perdido parientes en la catástrofe, y empezaron a decir: 'No sólo fue la causante del daño sino que desahoga su maligno triunfo en un lenguaje intolerable. Sometámosla a tortura y exprimámosle su corazón malvado'.  Los más ancianos y prudentes dijeron: 'De qué sirve matarla si su hijo hará lo mismo otra vez matándonos a todos. Cacemos primero al cachorro y matémosle de inmediato; entonces podremos hacer lo que nos plazca con la madre'.  Todos estuvieron de acuerdo con esto. 

"Mi tío paterno, al llegar a sus oídos el plan, dijo: '¡Ay! ¡No tengo más hijos ni hijas que perder! ¡Bienvenida sea la muerte!', y salió a todo correr para matar a mi madre. Pero los vecinos lo contuvieron diciéndole: '¡Escucha! Es por estar de tu lado que trajimos esta calamidad sobre nuestras cabezas. Eres su causa principal, y nuevamente estás a punto de correr la misma suerte. Si no te avienes al plan de acción que hemos decidido, en el sentido de buscar primero al hijo y luego eliminar a la madre, reñiremos; pues estamos resueltos a oponernos en este asunto'.  De modo que mi tío no tuvo otra opción que la de someterse a ellos.  

"Mientras tanto, urdieron una conspiración contra mi vida, y estaban considerando cuál era el mejor modo de enviar algunas personas en mi busca para matarme, cuando las nuevas de su maquinación llegaron a oídos de mi tío materno quien, yendo a   mi madre, la reprendió rotundamente por su temeridad. 'Tu osadía', dijo, 'es probable que ponga en peligro tu vida y la de tu hijo. Los vecinos están conspirando contra ti. ¿De qué te vale desahogar tu maligno regocijo de ese modo? ¿No es suficiente haber hecho caer tal estrago sobre ellos?' De esa manera la regañó largamente. 

"Mi madre se limitó a llorar y dijo: '¡Oh mi querido hermano y tío de mis hijos: comprendo la justicia y sana sensatez de tu reconvención pero ponte en mi lugar y piensa lo que tuve que sufrir! ¡La hacienda, vasta y extensa como era, que se me arrebató mediante fraude, y yo misma sometida a tales indignidades y maltrato. ¿Algún mortal pudo experimentar lo que yo experimenté?'. 

"Mi tío replicó: 'Tienes parte de razón, pero temo por ti. Vigila las puertas, ciérralas bien, pueden venir asesinos'.  Tan pronto mi tío se marchó, mi madre cerró firmemente las puertas y se sentó a pensar sobre lo que haría. 

"La sirvienta que escapara de la catástrofe, al sospechar la maquinación que se urdía contra nosotros, e incapaz de soportar el pensamiento de los huérfanos de su vieja y querida ama y de su extinto amo masacrados, envió un mensaje secreto informando a mi madre acerca de la conspiración, y exhortándola a que se me pusiese sobre aviso del peligro. 

"Al advertir mi madre que al menos por algún tiempo su vida estaba a salvo, resolvió cómo actuar. Vendió la mitad restante de su campo 'Alfombrita del Hambre', consiguiendo con eso siete piezas de oro. Pero al notar que en el lugar no había nadie de confianza para que me las llevase, e incapaz de hallar en ninguna parte un mensajero digno de confianza, pensó llevarme ella misma el oro y advertirme sobre el peligro pendiente. 

"Sin embargo, por fortuna un romero de Ü, que había estado en peregrinación hacia los sagrados lugares de Nepal8 y que cumplía el trayecto de regreso a su hogar, llegó a la puerta para pedir limosna. Mi madre le pidió que entrase; y planteándole astutamente una cantidad de preguntas sobre su hogar y demás, descubrió que sería una persona apropiada a quien confiar un mensaje para mí. Seguidamente lo invitó a quedarse en su casa por unos pocos días, diciéndole que tenía un hijo en Ü o Tsang a quien deseaba enviar un mensaje. Durante el tiempo de su estada lo obsequió con todo lo mejor que tenía y lo hizo sentirse muy cómodo. 

8. Nepal, como la India, es todavía lugar de muchas peregrinaciones por parte de los budistas tibetanos. 

"Encendiendo una lámpara y dirigiendo una plegaria a las Deidades invocadas y adoradas por mí, les suplicó que le dieran una señal acerca de si su mensaje sería entregado con seguridad o no, y si sus deseos se cumplirían. Si fuese a tener buen éxito, así rezaba ella, entonces la lámpara seguiría encendida por un tiempo; pero si fracasase, la lámpara se extinguiría rápidamente. Sucedió que la lámpara prosiguió encendida durante todo el día y toda la noche. Segura entonces de que su mensaje no se malograría, le entregó al peregrino algunas piezas de cuero curtido para que le sirviesen de suelas de sus botas de cuero, y le dijo que se las pusiese, pues llegaría a necesitarlas. 

"El peregrino tenía una vieja capa-cobertor, y mi madre, ofreciéndose para remendarla pues tenía rasgaduras y agujeros, la tomó y le colocó una especie de largo remiendo en la espalda; y, sin que lo supiese el dueño, escondió dentro del remiendo las siete piezas de oro. Encima le cosió otro remiendo, negro y cuadrangular, y lo adornó con una estrella trabajada en relieve sobre un grueso tejido blanco. Al hacer esto, aseguró las siete piezas de oro poniéndoles puntadas todo en derredor, de modo que el diseño pareciese un grupo de seis estrellas, una en cada ángulo de la gran estrella circundante, y una en su centro9, pero destacándose en menor relieve que la estrella grande. Luego entregó al peregrino una carta sellada dirigida a mí y, dándole un generoso presente, le encargó me llevase la carta con seguridad.

9. O: "el diseño intentaba representar la constelación de las siete estrellas conocidas como las Pléyades”. 

"Cuando el devoto-peregrino partió, mi madre, deseando instilar miedo en las mentes de los vecinos, dio instrucciones a mi hermana Peta para que contase a algunas personas que el peregrino había traído una carta mía. La carta que, por supuesto, era simulada, decía así: 'Espero que mi madre y mi hermana estén muy bien, y que hayan visto los resultados de mis poderes mágicos. ¿Hay alguien que se atreva a demostrar enemistad contra vosotros o a intimidaros y maltrataros? De ser así, sólo tenéis que hacerme saber el nombre y la familia de esa persona, junto con las causas de su conducta y demás, y simplemente lo aniquilaré. Eso se realiza fácilmente. En verdad me resulta más fácil matar a una persona que dar gracias antes de comer. No sólo mataré una, dos o tres personas, sino que erradicaré generaciones enteras, hasta la novena generación. Si toda la comunidad demuestra mala voluntad, sólo tienes que venir aquí, y simplemente barreré al país entero, destruyéndolo y sin dejar huellas de nadie detrás. Aquí vivo tranquilo y cómodo. No necesitas preocuparte para nada a mí respecto. Paso mis días estudiando el Arte'. 
                 
"Esta carta fue firmada y sellada de modo que pareciese remitida por mí, y fue mostrada a los circunstantes que sabíamos estaban de nuestra parte; y finalmente fue pasada a nuestro tío materno, quien la exhibiría a todos los lugareños. El efecto que esta estratagema se proponía era hacer que los iracundos abandonasen sus designios de recurrir a medidas desesperadas. Se consultaron e indujeron a mi tío paterno a restituir nuestro campo llamado 'Triángulo de Worma', mi patrimonio, a mi madre. 

"Mientras tanto, el mensajero-peregrino siguió de sitio en sitio averiguando mi paradero; y al saber que yo estaba en Nub-Khulung, llegó allí; y, al encontrarme y darme todas las nuevas relativas al estado de mi madre y mi hermana, me entregó la carta de mi madre, parte de la cual decía así: 'Mi querido hijo Thöpaga: espero que goces de buena salud. Estoy muy satisfecha contigo; demostraste ser digno del nombre de tu padre, el noble Mila-SherabGyaltsen, y mis deseos se han cumplido. Las manifestaciones de tu conocimiento sobre magia negra fueron vistas aquí de modo muy impresionante. Fueron muertas treinta y cinco personas en una casa que se derrumbó sobre ellas. Pero el hecho exasperó al pueblo contra nosotros; nos odian y sus intenciones no son buenas. Ahora te pido que lances una terrible tormenta de granizo. He oído que hay nueve clases diferentes de tormentas de granizo. Lanza una de ellas. Eso completará la satisfacción de tu anciana madre. Los de aquí conspiran contra nuestras vidas. Hablan de enviar algunos hombres para matarte y después de hacer lo propio conmigo. De modo que por el bien de nosotros dos, cuídate mucho. Si estás corto de medios, busca un valle orientado hacia el Norte, cubierto del sol por una nube negra, e iluminado por las estrellas llamadas Mindook (las Pléyades). Allí encontrarás a siete de nuestros parientes. Pídeles y obtendrás cuanto desees a modo de provisiones. Si no llegas a hallar el valle, has de saber que el devoto-peregrino portador de esta carta vive en ese valle. No preguntes sobre el particular a nadie más'. 

"En verdad este era un acertijo. Yo era enteramente incapaz de resolver qué significaba la carta. Mi deseo de regresar a casa y ver a mi madre era grande. Estaba escaso de recursos y los necesitaba con urgencia, pero ignoraba dónde vivían estos parientes. Nada sabía del valle. Mis mejillas se inundaron de lágrimas. Indagué al peregrino acerca de los parientes a quienes, según decía la carta, aquél conocía. Le pregunté quiénes eran y dónde vivían; también le pregunté dónde vivía él. Replicó que pertenecía a Ngari-Gusgthang. Al preguntarle algo más sobre el paradero de mis parientes citados en la carta como así también sobre él y sus actividades, dijo haber estado en diversos lugares pero no estar al tanto de dónde viviesen mis parientes ni de nada respecto de éstos. El era oriundo de Ü. De modo que le pedí aguardase un poco hasta que yo volviese. Entonces fui y le mostré la carta a mi Gurú, contándole al mismo tiempo las noticias que obtuviera verbalmente de labios del mensajero. 

 “Mi Gurú echó una sola mirada a la carta y dijo: 'Yhöpaga: parece que tienes una madre muy vengativa. ¡Murieron tantas personas y todavía te manda lanzar tormentas de granizo! ¿Qué parientes tienes en el Norte?' 'Nunca oí que tuviese ninguno', repliqué, 'y la carta está redactada muy oscuramente. 

Pregunté al peregrino y nada sabe respecto a aquéllos'. 

"La esposa de mi Gurú era una mujer dotada de inteligencia sobrenatural, siendo la encarnación de una dákiní. Leyó la carta una sola vez; luego me ordenó que llamase al peregrino, y así lo hice. Entonces encendió un buen fuego, sirvió chhang e indujo al peregrino a quitarse la capa que llevaba. Luego, adoptando un aire juguetón, se la puso sobre la espalda y contoneándose de un lado a otro de la habitación dijo: '¡Felices ciertamente deben ser aquellas personas que pueden ir por doquier sin otro atavío que esto sobre sus espaldas!' Luego bailó un poco y salió de la habitación con la capa puesta. Fue a la azotea de la casa, abrió el remiendo, sacó las monedas de oro, colocó el remiendo como estaba antes y, regresando a la habitación, devolvió la capa al peregrino. Después le sirvió comida y lo hizo pasar a otra habitación. 

"Tras ver al peregrino seguramente instalado, la dama me llamó diciendo: 'Thöpaga: tu maestro te reclama para que comparezcas en su presencia.' Al ir allí, me obsequió con las siete piezas de oro. Al preguntarle dónde había encontrado el oro, ella replicó que en la capa del peregrino, y continuó: 'Thöpaga: debes tener una madre muy astuta. El valle orientado hacia el Norte era la capa del peregrino; pues como el sol no brilla en un valle orientado hacia el Norte, entonces la capa del peregrino era algo a través de lo cual ningún rayo solar podía colarse. La nube negra se refiere al remiendo negro y cuadrangular. La constelación se refiere al bordado sobre el remiendo, y los siete parientes a las siete piezas de oro. Su ambigua observación de no preguntar sobre el particular a nadie más, salvo al peregrino mismo, se refiere al hecho de que el peregrino vestía la capa; y la observación misma se proponía dirigir tu atención hacia su persona, a la que debías indagar'.  A esta altura mi Maestro estaba muy complacido y dijo: 'Vosotras las mujeres sois proverbialmente de agudo ingenio y penetrante visión, y ésta es sólo otra prueba de ello'. 

"De la suma que llegó a mis manos, di al peregrino un décimo de una pieza, con lo que se complació. Asimismo ofrecí a la dama siete décimos; y a mi Maestro le di tres piezas, suplicándole me enseñase el arte de lanzar tormentas de granizo, que mi madre deseaba que yo aprendiese. Para conocer el Hechizo del Granizo, él, a su vez, me remitió de vuelta a mi anterior Gurú, Lama Yungtun-Trogyal. Me proveyó de la carta necesaria y de un pañuelo, recomendando que se concediese mi solicitud, y regresé a Yarlung-Kyorpo. 

"Al encontrar a mi anterior Gurú, le entregué la carta y el pañuelo enviado por Khulung-Yöntön-Gyatso, y le efectué una ofrenda de tres piezas de oro que aun me quedaban. Me interrogó sobre mis logros en mis anteriores estudios. Le conté que había tenido buen éxito; que habían muerto treinta y cinco personas; y que había recibido una carta pidiendo un estrago de granizo, y que ahora le suplicaba que accediese a mi solicitud. 'Muy bien, dijo, y de inmediato me impuso el Hechizo, ordenándome completar la ceremonia allí en una vieja celda reclusa (de una ermita). 

"Al término de siete días vi que se juntaban nubes en la celda y destellos de centellas, y oí el gruñido del trueno. Entonces pensé que podría dirigir el curso de una tormenta de granizo con mi dedo, y mi Maestro estuvo de acuerdo, diciendo: 'Ahora eres capaz de lanzar tormentas de granizo', preguntándome al mismo tiempo cuán crecida estaría la cebada en aquella época. 

"De modo que le dije en qué época se sembraba por lo general la semilla, cuándo aparecían por lo común los jóvenes retoños, cuándo estaban lo bastante altos como para ocultar palomas, y por último cerca de qué tiempo llegaba la estación de la cosecha. Mi Maestro me escuchó y dijo que era demasiado temprano todavía. Más tarde, me interrogó nuevamente sobre las estaciones de la cebada. Le conté cuándo aparecerían las espigas y cuándo estarían maduras. Entonces dijo que ya era tiempo de que fuese a lanzar mi tormenta de granizo; y conmigo envió al mencionado discípulo fuerte y veloz. "Nos disfrazamos de peregrinos; y al llegar a mi aldea vi que la cosecha de ese año era tan abundante que los lugareños más ancianos no recordaban nada parecido. Con ese motivo, ese año se había dispuesto al efecto que nadie segase a su antojo; unos pocos días más, y todos empezarían a cosechar al mismo tiempo10.

10. En el Tíbet, al igual que en otras regiones de costumbres primitivas, los campesinos suelen cultivar y cosechar sus campos en común. Las fechas exactas de siembra y cosecha son fijadas por los astrólogos lugareños quienes, tras examinar las posiciones relativas de los planetas y constelaciones, hacen predicciones sobre la posibilidad de lluvias, así como los labradores más viejos y experimentados dicen cuándo empezarán las lluvias examinando la condición del suelo. Tales predicciones no son menos precisas que las de nuestros modernos servicios meteorológicos.

"Entonces erigí el aparato requerido para que funcionase mi hechizo, en las cumbres que dominaban el valle, y empecé a recitar el Encantamiento; pero ni siquiera se armó una nube grande como un gorrión. Entonces invoqué los nombres de las deidades; y recitando la lista de nuestros agravios y la crueldad de nuestros vecinos golpeé la tierra con mi manto plegado y lloré amargamente. 

 "Casi de inmediato se armó en el cielo una nube enorme, pesada y negra; y cuando se asentó, brotó de ella una violenta tormenta de granizo que destruyó todas las espigas de los campos. Se sucedieron tres granizadas que calaron muy hondo en los barrancos de las laderas. Las gentes de la región, privadas así de su cosecha, prorrumpieron en un gran gemido de congoja y pesar. 

"El granizo fue seguido por un fuerte chaparrón y recio viento, que hizo que nosotros dos sintiéramos mucho frío. De modo que buscamos una cueva rocosa orientada hacia el Norte y, tras haber hecho fuego con raquíticos arbustos, nos preocupamos de calentarnos cuando oímos las voces de algunos lugareños que estaban de cacería para celebrar con sus presas la habitual acción de gracias por la cosecha. Aquéllos decían entre ellos: '¡Oh, este Yhöpaga asoló al país más que cualquier otro! ¡Ved cuántas personas mató! ¡Y ahora esta rica cosecha, de la que jamás se vio nada semejante, está totalmente destruida! Si cayese en este instante en nuestras manos, cuartearlo en pedazos y dividir su carne en bocados y su sangre en gotas, difícilmente bastaría para satisfacer nuestra venganza'. 

"Cuando decían esto pasaban exactamente frente a nuestra cueva y uno de los más ancianos dijo: '¡Quietos; hablad bajo! Veo humo en la cueva que está allá. No sabemos quién puede ser.' Uno de los más jóvenes dijo: 'Con seguridad es Thöpaga. No puede habernos visto. Apresurémonos en bajar a la aldea, volvamos con hombres, rodeémosle y matémosle, de lo contrario causará más estragos en la aldea.' 

"Diciendo esto, volvieron al villorrio; entonces mi compañero me dijo: 'Aléjate tú primero y yo te suplantaré para burlarlos'.  Convinimos en reencontrarnos cuatro noches después en la Posada de Tingri. Sabiendo qué veloz y fuerte era, no sentí temores en abandonarlo; y por más que anhelaba ver a mi madre, tuve que abstenerme de mis ansias. Por causa de mis enemigos tuve que alejarme lo más pronto posible y hacer un rodeo por el Paso de Nyanam. En el trayecto me mordió un perro, lo cual me demoró un tanto y me impidió llegar a la Posada dentro de la fecha fijada. 

"Mientras tanto, mi amigo fue rodeado pero pudo atravesar el Cerco de quienes querían matarle; y eludiéndolos con rápida carrera cuando se acercaban y caminando de nuevo lentamente cuando estaban muy rezagados, los atrajo. Cuando empezaron a lanzarle flechas y a arrojarle proyectiles se vengó tirando entre ellos una gran piedra y diciendo al mismo tiempo: '¡Cuidado, bellacos! Con seguridad destruiré por medios mágicos a quienquiera de vosotros que se distinga como mi más destacado enemigo. ¿No produje deleite matando a tantos de vosotros antes? ¡Qué consuelo para mi corazón! Más que eso, destruí la totalidad de la rica cosecha de este año de modo tan completo que no quedó ni un gramo que pudierais recoger. ¿Eso también no es espléndido? En el futuro, si no os comportáis apropiadamente con mi madre y mi hermana, maldeciré vuestras colinas y arruinaré vuestros valles, y lo que quede de vosotros lo volveré estéril y maldito hasta la novena generación. ¡Convertiré este país en un desolado yermo! Ved si no lo hago'. Y como siguiera hablando de esa manera, sus perseguidores se aterrorizaron y empezaron a decirse entre sí: 'Tú me trajiste a esto', y palabra va, palabra viene, todos se volvieron. 

"Así fue que mi amigo, tras llegar a Tingri antes que yo, preguntó al mesonero de allí si había llegado a la Posada un peregrino que respondiese a mi descripción. El mesonero replicó: 'No', y añadió: 'vosotros los peregrinos no tenéis reparos en beber cuando se os presenta la ocasión. Ahora, si vas allá, hallarás un banquete nupcial que se celebra, donde serás bienvenido. Si no tienes vaso te prestaré el mío y puede que con eso te entretengas. ¿Irás?' 

 "Por supuesto, mi amigo dijo: 'Sí', y tomó el vaso, que era tan grande como la cabeza de Shinje11, hondo y de capacidad, sin forma ni brillo. Provisto con eso, marchó a la casa del festejo, donde yo estaba sentado en una de las filas traseras. Mi amigo se me acercó y preguntó: '¿Cómo es que no llegaste al lugar señalado más temprano?' Repliqué: 'Una mañana en que pedía limosna, un perro me mordió la pierna y me retrasé'.  Mi amigo dijo: '¡No te preocupes!' Y desde allí seguimos juntos nuestro camino. 

11. Tibetano: Gshin-rje (se pronuncia: Shin-je), el Rey y Juez de los Muertos, también conocido por sus nombres sánscritos de Yama-Rája ("Rey de los Muertos") y Dharma-Rája ("Rey de la Verdad"). Se le llama Yama-Rája porque rige o juzga con restricción (sánscrito: Sangyama), y Dharma-Rája porque juzga y aplica el castigo en estricto acuerdo con los méritos kármicos de cada uno de los muertos, o de acuerdo con la Verdad (sánscrito: Dharma). 

"Al llegar a Yarlung-Kyorpo, nuestro Gurú dijo: "Vosotros dos fuisteis asistidos por el éxito y la buena fortuna'.  Como no podía haber nadie que nos hubiese precedido informándole, quedamos atónitos y preguntamos: '¿Quién te lo dijo? Nadie nos precedió para informarte'.  Replicó que se le habían aparecido las deidades con sus rostros resplandecientes y  luminosos como la luna llena; y que ya había cumplido las debidas ceremonias de acción de gracias. En suma, parecía altamente complacido. 

"De este modo fue que cometí negras acciones, vengando los agravios que me hicieran mis enemigos, sosteniendo con ellos una guerra a muerte".  

Esta es la primera acción (cumplida por Jetsün): la acción mundana de destruir a sus enemigos. 



Walter Evans-Wentz and Lama Kazi Dawa Samdup photographed circa 1919.jpgDel lbro:: EL GRAN YOGI MILAREPA DEL TIBET
 Editorial: Kier
Kazi Dawa Samdup, traductor.

Los méritos son ofrecidos a todos los 
seres para que alcancen
 la Iluminación en esta vida.
Qué todos los seres sean felices.
Qué se liberen del sufrimiento.
Qué no se separen nunca de la felicidad.
Qué permanezcan en la gran ecuamidad.





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